Por Jorge Guerrero, Itzel González y Arturo Guerrero, autores del libro Los Gobernadores Mandatos al Centenario
Emilio Manuel González Parra, mejor conocido como don Emilio M. González, nació en Ixtlán del Río el 23 de mayo de 1913. Fue el tercer hijo del matrimonio entre Emilio González Ramírez y Gonzala Parra de González, profesores rurales. Vivió una infancia tranquila, moviéndose por distintas comunidades, debido al trabajo de sus padres. En 1925 concluyó la educación primaria y no continuó con sus estudios formales, pero a pesar de ello era experto en varios temas, especialmente en materias laboral y electoral.
A los trece años de edad empezó una carrera como telegrafista y en 1927 se mudó a Navojoa, Sonora, donde continuó su carrera de operador. Después fue enviado a la Ciudad de México al Sindicato Nacional de Trabajadores Telegrafistas.
Estuvo casado dos veces. Su primer matrimonio fue con Sofía Acosta, con quien tuvo cuatro hijos: Celinda, Emilio, Homero y Ena González Acosta. Después se casó con Verónica Valdez, con quien tuvo un hijo: Emilio. Junto con su primer matrimonio y sus hijos vivía en la Ciudad de México, y cuenta su hija Ena que cada semana su padre viajaba a Tepic, en coche.
Sí había aviones, pero todas las semanas iba y venía. Toda su vida. A mi papá le encantaba viajar en coche. Venía a Tepic a las audiencias. A ver qué ocupaba la gente. Desde los trece años, que se fue de telegrafista, estaba viendo cómo ayudar a la gente. Toda la vida, desde que yo me acuerdo, tenía entrevistas con la gente para apoyarlos, ver qué ocupaban los campesinos, los pescadores. Donde quiera lo paraban.
Uno de sus lemas, desde que era un niño, fue “cumple siempre todo lo que prometes”, dice Ena al hacer referencia de una foto de la infancia de su padre, donde se muestra a don Emilio, su maestra y un pizarrón con esa misma frase. Cuenta también que cuando lo acompañaban en los viajes, cada que pasaban por Ixtlán los despertaba y les decía: “Despierten, despierten, tierra de hombres”.
Ena también relata que su padre siempre prefirió tener separada su vida privada y su vida pública, que fueran independientes y no mezclar una con otra. Como persona, dice, era platicador y simpático, chistoso. La gente que tuvo el gusto de conocerlo en la política y como familia no se imaginaba que era así, agrega.
En las comidas familiares se hablaba de anécdotas, de novelas, de todo, excepto de política. Nunca le gustó abusar de influencias, ni buscó conseguirnos cargos políticos. A ninguno. Ni siquiera teníamos pasaportes diplomáticos. A mis hermanos y a mí nos enseñó que no tenías por qué gozar de influencia y que las cosas deben hacerse como se rigen. Ni abusar de nadie por tener papá político. En ese sentido, nos enseñó la sencillez y nos enseñó bien. Nos enseñó también a querer al país, y sobre la identidad nacional, le gustaba platicar de historia. Nos inculcaron mucho los valores nacionales.
Recuerda que como papá siempre fue muy cariñoso; dice que en sus trayectos entre la Ciudad de México y Tepic le compraba ollitas de barro para jugar al té o con las muñecas.
Sofía murió cuando Ena, la hija más chica de don Emilio, tenía ocho años de edad, por lo que fue enviada a Tepic con la mamá de don Emilio y sus hermanas, una maestra y una enfermera, y cuenta Ena que siempre que tenía oportunidad, en sus idas y vueltas, llegaba a casa de Gonzala Parra a cenar, a llevarle moneditas a la abuela. A partir de entonces, su8 hija menor pasaba todos los veranos con su padre en la Ciudad de México, recorriendo todos los museos con su tía y yendo a comer con don Emilio o a jugar a Chapultepec.
Salíamos de viaje, siempre en carro. Nos íbamos mi tía Esperanza, mi papá y yo, porque mis hermanos ya eran muy grandes. Él descansaba con los viajes. De repente se le ocurría, cuando estaban en Tepic, ir a comer a Mazatlán. De ida y vuelta porque casi nunca tenía tiempo de irse dos o tres días, pero siempre estuvo muy al pendiente de sus hijos.
Cuando la hija menor nació, Emilio M. González ya estaba en la política, por lo que no tiene recuerdos de si el ser Gobernador había sido o no un sueño para don Emilio. Sin embargo, considera que sí, pero que no era como ahora:
Fue algo que se dio. Fíjate cuántos años le costó llegar a la Gubernatura. Todos los años que tuvo que trabajar, que tuvo que conocer las necesidades de la población. Cuando llegó a la Gubernatura sabía las necesidades de toda la gente y de todo el estado, porque ya tenía muchos años trabajando con la gente de cerca. Con sus audiencias de toda la vida. Y como él decía: el pueblo en el poder.
Vida política y presencia en la CTM
Es considerado como un luchador social, revolucionario y político, que se nutrió en el movimiento de las organizaciones obreras.
A los veintisiete años de edad consiguió su primer cargo público como Diputado federal (1940-1943), justo en una etapa en que concluía la radicalización de la Revolución con el Gobierno del general Lázaro Cárdenas, para dar paso al periodo de la Unidad Nacional con Manuel Ávila Camacho. Estuvo en este puesto durante tres Legislaturas más: la XLI (1949-1952), la XLVII (1967-1970) y la LI (1979-1982).
Luego de obtener su primera Diputación federal fungió como Diputado local (1945-1948); fue tres veces Senador de la República: 1952-1958, 1970-1976 y 1988-1994, y en esta última ocasión ocupó la Presidencia de la Gran Comisión de la Cámara de Senadores. En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue Presidente del Comité Directivo Estatal, de 1957 a 1961. De hecho, la única ocasión en que don Emilio no tuvo algún cargo de elección popular fue de 1961 a 1966; excepto dicho lapso, siempre estuvo como uno de los protagonistas de la política en el estado.
La señora Ena relata que su abuela siempre contaba que cuando Emilio inició su vida política eran épocas complicadas, pues era la post Revolución. Decía la abuela que tenían que andar muy cuidadosos porque llegaban a matar a los políticos. La abuela le contó que un día llegaron a dormir a Ixtlán y que don Emilio soñaba con aire “y que como que lo levantaban”. Se asustó de su sueño y se fue corriendo a hablarle al chofer: “Vámonos, vámonos, algo pasa”. Se fueron y coincidió con que había una emboscada; lo estaban esperando fuera de Ixtlán para matarlo.
Paralela a su carrera político partidaria, su presencia en la CTM fue de gran trascendencia, pues participó en la fundación de esta central obrera, desempeñando los siguientes cargos: Tesorero en la Federación de Trabajadores de Nayarit (1937) y posteriormente Secretario General (1937-1981), mientras que en la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a partir de 1979 fue Secretario de Acción Política y Secretario General Sustituto; Secretario General vitalicio de la Confederación de Trabajadores de México; Presidente de la Comisión de Asuntos Políticos del Congreso del Trabajo; representante de la CTM en diversas reuniones internacionales. En ese tiempo, estaba don Fidel Velázquez y con él hizo una muy buena relación, tanto de amistad como sindical.
El pueblo en el poder
En 1980, don Emilio tenía ya 67 años. En ese entonces, la edad máxima para ocupar el cargo de Gobernador era de 65 años. En la XVIII Legislatura, durante la administración de Flores Curiel, por Decreto 6278, publicado en el Periódico Oficial el 25 de junio de 1980, se reformó la fracción segunda del artículo 62 de la Constitución local, que enlista los requisitos para ser Gobernador, eliminando la edad máxima para ocupar el cargo. Se conservó la edad mínima: 30 años. Así, el PRI pudo nombrar como candidato a la Gubernatura a Emilio M. González, quien tenía el apoyo de todas las clases del estado.
Se convirtió en Gobernador constitucional del estado de Nayarit para el periodo 1981-1987, que estuvo caracterizado por un estilo de gobernar de conciliación y participación social de la clase popular. Tuvo una victoria complicada, ya que la oposición argumentaba un fraude electoral. Existen testimonios en el Diario del Pacífico, como el de Alejandro Gascón Mercado, que aseguran que:
El desarrollo de estas elecciones —expresó Gascón— fue de lo más infame, cínico y tramposo por parte del PRI, pues hicieron como quisieron el padrón electoral al grado de que descubrimos que votaron personas traídas de Jalisco, Sinaloa, Zacatecas, Michoacán y otros estados.
Su gestión se distinguió por las audiencias públicas, las cuales iniciaban los lunes a las 9 de la mañana en el Palacio de Gobierno, en Tepic. Todos los ciudadanos podían asistir y hablar con don Emilio M. González para hacer efectivo su lema de “el pueblo en el poder”. Las audiencias finalizaban aproximadamente el martes a las 11 de la mañana, hasta que el último asistente fuera atendido. Esto hizo que durante su mandato fuera denominado como “el amigo del pueblo”. También hizo continuas visitas a las comunidades en largas jornadas de trabajo. A través de estas dos tareas, detectaba las necesidades de la población en todos los aspectos, como vivienda, educación, pesca, turismo, pero principalmente de tipo social y humano.
Durante su Gobierno se publicaron varias leyes. Entre ellas, la Ley de Asentamientos Humanos, Ley de Condominios, Ley de Obra Pública, Ley que Crea la Comisión Ejecutiva de Desarrollo Urbano y Ecología (Coedue), Código para la Administración Municipal, Ley General de Salud, Ley del Notariado, Ley Orgánica del Ministerio Público, Código Penal del Estado, Ley de Responsabilidades para los Servidores Públicos, Ley que crea el Tribunal de lo Contencioso Electoral, así como reformas a la Ley Electoral para prever por vez primera la elección de Regidores bajo el principio de representación proporcional.
Un total de 857 campesinos se vieron beneficiados por el reparto de 27 262 hectáreas; 99 usufructos parcelarios; se expidieron más de 14 000 certificados de derechos agrarios y se entregó fondo común a 144 ejidos para que realizaran planes de inversión, entre otras acciones.
Además, en coordinación con la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y el Subcomité Agropecuario, se apoyó a la organización de los productores, se fortaleció a las quince uniones ejidales creadas durante este periodo y se realizaron obras en beneficio colectivo. Entre ellas, 48 obras para la conservación de suelo y agua; dieciocho para grande irrigación y 84 para pequeña irrigación; se creó la Empresa Maderas Industrializadas de Nayarit (Minay) con el objetivo de aprovechar adecuada y racionalmente los recursos forestales.
Con la convicción de que “un pueblo enfermo no puede avanzar por el camino de la Revolución Mexicana” se construyeron diecisiete centros de salud comunitarios, se remodelaron diez casas de salud y se crearon 81 unidades de salud diseminadas en todo el estado; asimismo, se inició, en coordinación con el ISSSTE, la construcción de la Clínica de Adscripción Número 1.
Realizó en los entonces diecinueve municipios, en coordinación con dependencias federales, estatales y municipales y con la participación de los beneficiarios, obras como alumbrado público, drenaje pluvial, pavimentaciones y rehabilitación de sistemas de agua potable y alcantarillado. Comenzó también la obra del nuevo aeropuerto de Tepic y realizó mejoras en las redes de electrificación.
Cuenta su hijo Ney González que uno de los proyectos de don Emilio fue la construcción de la carretera Tepic-San Blas, pero que por el tiempo y dinero disponible no logró cumplirlo. Sin embargo, asegura su hijo, una de las obras emblemáticas de su administración fue el Teatro del Pueblo, mientras que su hija Ena considera que su legado fue la construcción social que hizo y el apoyo a la clase trabajadora.
Don Emilio dejó la gubernatura con presupuesto para todo un año después a fin de que no hubiera problema para pagar a la burocracia.
Salida del poder
Al terminar su periodo como Gobernador fue designado líder de la bancada priista en el Senado de la República (1988) y también Presidente de la Gran Comisión. Fue Secretario General Sustituto de la CTM y tras la muerte en 1997 de Fidel Velázquez (líder cetemista), rechazó el nombramiento por su estado de salud.
Como Senador siguió con sus audiencias, recibiendo gente en la sede de la Cámara Alta y en su casa de la capital del país. Y cuando venía a Tepic, también los recibía en su casa. Aun con problemas de salud siguió trabajando. En una ocasión, cuenta su hija Ena, se puso mal en el Senado y hasta decían que estaba muerto. Tuvieron que internarlo en el Hospital Militar. Salió del hospital y se fue directamente al Senado a seguir trabajando; no quiso irse a otro lado. “Él amó lo que hizo, lo disfrutó muchísimo”, asegura.
Emilio M. González falleció el 16 de abril de 1998 en la Ciudad de México, a causa de diversos males hepáticos y gastrointestinales que padecía desde 1990, cuando todavía era Presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Senadores. Fue velado en la Ciudad de México, pero se realizaron homenajes multitudinarios en Tepic a donde fueron trasladados sus restos. Su hija Ena comenta que el día que falleció había una infinidad de gente en las avenidas porque “lo quisieron mucho. Yo considero que fue un buen Gobernador y además le gustaba, era su misión”.
Bibliografía
Obras, Servicios y Modernidad (1992). Número 4. Editorial Solidaridad: Tepic, Nayarit, México.
S.A. (1981). “El Pueblo Despreció las Elecciones: Stephens, cinismo, infamia, fraude total: Alejandro”. Diario del Pacífico.
https://hemerotecanayarit.com/index.php/epocas/720-el-pueblo-desprecio-las- elecciones-stephens
S.N. (1998). “Falleció el ex Gobernador de Nayarit Emilio M. González”. La Jornada.











