Al salir del América, Fernando Ortiz se convertía automáticamente en un técnico muy apetecible para cualquier equipo importante de la Primera División del futbol mexicano.
Los Rayados del Monterrey, ni tardos ni perezosos, se dieron a la tarea de contactar al llamado Tano, que transformó al América en un equipo con posesión de balón, volumen de juego, llegadas, goles y espectacularidad.
Ni mandado hacer el Tano para el Monterrey. Con el plantel que tiene, Ortiz hará del equipo regiomontano un conjunto más proponedor y de banderas más desplegadas, en comparación con la propuesta de Víctor Manuel Vucetich. Buena es la decisión que ha tomado José Antonio Noriega, el presidente de la institución reinera.
En las últimas horas he escuchado que Diego Valdés y Richard Sánchez podrían llegar a La Pandilla. Son dos hombres a los que conoce perfectamente el técnico sudamericano y que en un momento dado apuntalarían la plantilla del que terminara como número uno en la fase regular del torneo que acaba de terminar.
Frustración
A pesar de que muchos augurábamos que el Guadalajara levantaría el trofeo de campeón, acabó imponiéndose la mayor jerarquía y experiencia del equipo de los Tigres.
Fracaso tapatío, luego de ir ganando claramente el partido de vuelta. Careció de manejo de partido. Tuvo el triunfo en la bolsa.
Qué tan grande será el francés André Pierre Gignac que, sin encontrarse ni remotamente en su mejor momento, logró un título más con el poderoso trabuco felino.
A pesar de que el conjunto mexicano por antonomasia se quedó en la orilla, llegó mucho más lejos de lo esperado. Debe considerarse al serbio Paunovic como la gran revelación de la campaña.
En tiempos donde personajes influyentes del medio futbolístico apuestan por incorporar a naturalizados a la Selección Nacional, un club integrado por puros mexicanos estuvo a punto de ser campeón. La enseñanza se cuenta sola.
