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sábado, agosto 2, 2025
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Vio cómo la muerte se llevó a su compañera de sala

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Como consecuencia de la diabetes mellitus que desde hace años padece, durante los primeros días del mes de enero del presente año, la señora María Raquel Rodríguez Rodríguez estuvo a punto de perder la vida.

Explicó que después de caer en coma diabético, la internaron en un hospital de la capital nayarita e inmediatamente los médicos que la atendieron la intubaron.

Recuerda que llegó casi inconsciente al hospital, por ello dice que alcanzaba a ver cómo las enfermeras corrían por los pasillos de la clínica en busca del medicamento que con urgencia le aplicarían: “De pronto vi cómo ellas se preparaban los cafés mientras charlaban y al verlas yo les  pedía un poco de agua pues tenía bastante sed, pero yo creo que sólo estaba alucinando porque ellas no me contestaban”.

La señora Raquel Rodríguez recordó que cuando se encontraba inconsciente, apreció la silueta de una mujer alta y vestida de color blanco que cargaba entre sus brazos a un menor de edad, pero nunca logró distinguirles el rostro: “La mujer de blanco se cubría el rostro con un tul del mismo color y de pronto, de la silueta de la mujer empezó a salir humo con aroma de sándalo,  todo este aroma se esparció en los pasillos de la clínica y de pronto cayó en un profundo sueño”.  

Especificó que cuando recobró el conocimiento ya se encontraba dentro de una sala del mismo hospital, era acompañada de otras dos pacientes y una de ellas se quejaba de un fuerte dolor.

Detalló que por las pláticas que entablaron familiares de la mujer que lloraba de dolor, se dio cuenta que su compañera de cuarto era originaria del municipio de Amatlán de Cañas y en todo momento sus dos hijas le expresaban palabras de aliento ante los fuertes dolores que le provocaba su enfermedad.

Sin embargo, la señora Raquel recordó que una madrugada, mientras todos dormían, ella vio cuando entró a la sala donde ellas estaban postradas una mujer muy hermosa que vestía ropas en color negro: “Era una mujer muy bonita, con un sombrero que la hacía ver muy elegante, vi cómo se acercó con la mujer que era originaria del municipio de Amatlán de Cañas, de pronto sentí un aire muy  helado y de repente vi que la señora que estaba acostada a mi lado, se fue con la mujer de negro, al pasar a mi lado me sonrió y me dijo adiós, pero al verla que se iba, le dije con mi dedo que no se fuera, pero no me hizo caso, siguió caminando y se fue, después se dejó de sentir ese frío que me calaba hasta los huesos”.

A los pocos minutos de esta visión, cuenta doña Raquel Rodríguez que escuchó cómo las personas que venían con la paciente de Amatlán de Cañas salieron corriendo de la sala de terapia intensiva para llamar a los médicos que la atendían: “Pero cuando llegaron los doctores y  la revisaron  la paciente, mi compañera de sala o de cuarto, ya había fallecido”. 

Antes de concluir la entrevista, la señora Raquel Rodríguez aseguró que una vez que la dieron de alta tardó alrededor de dos meses para lograr recuperar poco a poco la movilidad de sus extremidades, dijo que cuando la dieron de alta sólo movía el cuello: “Los médicos me dijeron que yo era un milagro de vida, porque cuando salí del hospital yo solamente movía mi cabeza, el resto de mi cuerpo no tenía movilidad, pero gracias a Dios seguimos vivos, mi vida es milagro y le agradezco a Dios otra oportunidad de vida y tengo la seguridad que vi a la virgen y la señora muerte, pero sigo viva y vamos a continuar a lado de nuestros seres queridos hasta que Dios nos mande llamar”.

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