La Iglesia Católica en Nayarit ha dejado en claro que todo aquel feligrés que impulse la legalización o despenalización de la interrupción de embarazo será castigado con la pena máxima que promueve la organización religiosa a sus fieles, la excomunión.
Esta amenaza ha sido una constante a lo largo de la historia, ya que se ha convertido en el principal recurso para que la autoridad católica haga frente a quienes rivalizan con sus valores e ideología, o bien promueven acciones que afecten sus intereses.
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, la excomunión es una pena medicinal que a través de la censura genera una ruptura de los vínculos que unen al creyente con cristo a través de la Iglesia Católica; esto no quiere decir que el excomulgado sea expulsado de la congregación, pero si lo separa de la comunidad, prohibiéndole su participación en la celebración de la Eucarística o cualquier ceremonia de culto, así como celebrar los sacramentos o bien tener algún cargo dentro del clero.
Los registros históricos muestran entre los personajes excomulgados más destacados a grandes líderes que en su momento lucharon contra el poder que el ente católico estableció en Europa, entre ellos como el emperador Enrique IV, la líder militar Juana de Arco y el sacerdote Martín Lutero quien realizó abiertas críticas a la autoridad clerical del Papa León X.
En México, el registro de excomunión más popular corresponde a uno de los principales héroes de la nación, Miguel Hidalgo y Costilla, considerado padre de la patria y líder de la insurgencia, fue excomulgado el 24 de septiembre de 1810; “Que sea maldito en la vida o en la muerte”, señalaba la sentencia del obispo Manuel Abad y Queipo quien también aplicó la pena a sus secuaces.


Un mes después, el generalísimo José María Morelos y Pavón renunció a su curato e inició una primera campaña insurgente; cuatro años después el mismo obispo ordenó excomulgarlo por el delito de herejía: “se separó de su santo ejercicio de pastor de almas para convertirse en lobo carnicero”, se lee en el edicto emitido en su historia. Ambas excomuniones serían invalidadas por la Iglesia Católica.
Conforme los años, esta “arma política de la Iglesia Católica”, como la definió el historiador Carlos Herrejón Peredo en entrevista con Excélsior, se ha convertido en la principal defensa para los clérigos mexicanos en la abierta lucha contra los pañuelos verdes.
En 2007, la Ciudad de México gobernada por el hoy Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard aprobó la despenalización del aborto en un hecho que generó gran polémica a nivel internacional. En aquel momento, el propio Papa Benedicto XVI advirtió una posible excomunión tanto del Jefe de Gobierno como de los integrantes de la Asamblea Legislativa del extinto Distrito Federal: “Esta amenaza no es arbitraria y está prevista en el Código de Derecho Canónico que reglamenta a la Iglesia Católica”, sentenció en aquel momento Joseph Ratiznger quien renunciaría al papado seis años después.


Hoy la historia se repite en las distintas entidades que analizan despenalizar el aborto tras el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se presentó en septiembre de 2021: “A partir de ahora no se podrá, sin violar el criterio de la Corte y la Constitución, procesar a mujer alguna que aborte, en los supuestos que han considerado válidos este tribunal constitucional. A partir de ahora, se inicia una nueva ruta de libertad, claridad, dignidad y respeto a todas las personas gestantes, pero sobre todo a las mujeres”, señaló el Ministro presidente Arturo Zaldívar al celebrar el fallo.
Sin embargo, la Iglesia Católica no es la única religión que se ha mostrado en contra de la despenalización o legalización de la interrupción del embarazo.
Nuestra iglesia no acepta el aborto, ni los matrimonios del mismo sexo, sentenció el vocero de la Iglesia Luz del Mundo, Silem García Peña en entrevista con El Financiero; “Dios considera que hasta un embrión es un ser vivo único y distinto. Así que para él acabar con la vida de un niño no nacido es un asesinato”, sostuvo Marcos Moreno, responsable de la oficina de Información Pública sucursal Centroamérica de los Testigos de Jehová.


“El aborto es un falto de armonía con el plan de Dios para la vida humana… con consecuencias a largo plazo para todos”, señala la Iglesia Adventista del Séptimo Día en su declaración sobre la visión bíblica de la vida intrauterina y sus implicaciones para el aborto; “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se opone al aborto electivo por conveniencia personal o social, y aconseja a sus miembros el no someterse, realizar, incentivar, costear, ni hacer los arreglos para tales actos”, afirman los Mormones al fijar su postura.