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Por Salvador Cosío Gaona

Entre lo más importante que se ha develado hasta ahora, producto del hackeo y la filtración de que fue objeto la Secretaría de la Defensa Nacional (SDEDENA), se encuentra sin duda que el programa espía Pegasus ha seguido operando en México durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, con nuevos objetivos en el mundo de la sociedad civil y el periodismo.

 Una investigación de la Red por los Derechos Digitales (R3D), Artículo 19, Social TIC, Aristegui Noticias, Proceso y Animal Político determinó que los teléfonos de al menos 3 periodistas y personas defensoras de derechos humanos fueron espiados con Pegasus entre 2019 y 2021.

 El 3 de agosto de 2021, tras la investigación Pegasus Project que determinó que en México fueron ingresados más de 15 mil objetivos al sistema de NSO Group, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que en su administración “no se espía a nadie”, aunque reconoció que el Ejército sí tenía un servicio “para llevar a cabo labores de inteligencia”.

 También ordenó transparentar los contratos, pero ninguna dependencia del gabinete de seguridad cumplió la orden de presentar los documentos.

 Ahora, la investigación periodística apunta que la Secretaría de la Defensa Nacional tiene contratos con la red de empresas que vendió el programa de NSO Group en México y que los ha ocultado pese a reiteradas solicitudes de información y preguntas en la conferencia mañanera. 

 Entre los contratos se encuentra uno por el “sistema de monitoreo remoto de información” con la empresa Comercializadora Antsua SA de CV, que encontraron los periodistas entre los datos filtrados por el colectivo de Hacktivistas Guacamaya. La información de este contrato aparece en un correo electrónico de la Sección de Guerra Electrónica de la Dirección General de Transmisiones de la Sedena.

 Esta empresa forma parte de la red creada por el empresario israelí Uri Emmanuel Ansbacher Bendrama en México para vender equipo de espionaje y otros bienes al gobierno. Comercializadora Antsua tenía cartas de NSO Group que la autorizaban para vender Pegasus a la Secretaría de la Defensa Nacional(Sedena) entre 2018 y 2019, en archivos que forman parte de una investigación federal en poder de fuentes que piden resguardar su identidad.

 Una investigación de la Auditoría Superior de la Federación encontró que la red del empresario Ansbacher Bendrama seguía operando, con transferencias de dinero de México a Israel y Panamá, entre junio y octubre de 2019.

 Mientras el Presidente afirma que “no se espía a nadie” y Sedena niega contratos para el uso de tecnología intrusiva, la red de empresas Pegasus sigue vigente y en México hay más rastros de periodistas y activistas atacados con el programa de NSO Group.
Raymundo Ramos es presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, ha documentado y acompañado a víctimas de crímenes del Ejército y la Marina ocurridos en la frontera norte. 

Fue atacado con Pegasus en tres ocasiones en 2020 (alrededor del 28 de agosto, del 2 de septiembre y  del 3 de septiembre), encontró un análisis forense realizado por Citizen Lab de la Universidad de Toronto, que se ha especializado en detectar los sistemas de NSO Group en todo el mundo.

 Previo a los ataques, Raymundo Ramos trabajó en la documentación y denuncia de un ataque del ejército que terminó con saldo de 12 personas abatidas en calles de Nuevo Laredo. La versión oficial decía que no hubo sobrevivientes tras la balacera, pero una investigación de El Universal reveló que al menos tres víctimas estaban secuestradas y que un civil fue rematado por los soldados. 

Una semana antes de los ataques, Ramos se reunió en la Ciudad de México con periodistas de El Universal y también con funcionarios de la Secretaría de Marina y acudió a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

 Ramos dijo que le queda claro que fue víctima de la inteligencia naval y militar, pues las fechas corresponden a denuncias de violaciones graves a derechos humanos. 

Citizen Lab aclara que estos hallazgos no excluyen la posibilidad de que el dispositivo haya podido ser infectado en ocasiones anteriores, ya que el programa tiene la capacidad de borrar sus huellas en dispositivos infectados.

 Ricardo Raphael, periodista, analista político y académico, fue atacado al menos cuatro ocasiones entre 2019 y 2020. Se trata de la primera víctima con ataques documentados en dos administraciones federales, pues también se encontraron rastros de Pegasus en su teléfono en mayo y agosto de 2016.

 Los ataques de 2019 ocurrieron mientras documentaba y exponía violaciones a derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas en sus espacios mediáticos.

En octubre de 2019, Raphael realizó una gira de medios para presentar la novela Hijo de la Guerra, basada en una serie de entrevistas a Galdino Mellado Cruz, exmiembro del equipo de élite del Ejército que desertó para ser uno de los fundadores de Los Zetas. Alrededor del 30 de octubre recibió su primer ataque con Pegasus, dice el reporte forense de Citizen Lab.

Los otros dos ataques de ese año (alrededor del 7 y 16 de noviembre) ocurrieron cuando se encontraba hablando públicamente de este libro y los vínculos de las fuerzas armadas con grupos criminales. 

 El cuarto ataque durante esta administración ocurrió cerca del 27 de diciembre de 2020, cuando Ricardo Raphael acababa de publicar un artículo donde señaló que José Luis Abarca, presidente municipal de Iguala y acusado como autor intelectual en el caso Ayotzinapa, saldría en libertad por falta de pruebas. 

El 26 de diciembre, un reportaje publicado en Aristegui Noticias, titulado “El fin de la verdad histórica sobre Ayotzinapa”, retomó la información publicada en Proceso sobre Abarca.

La tercera víctima es una persona periodista del medio Animal Político, que en el contexto de esta investigación ha preferido mantener su identidad bajo anonimato. Por cuestiones de seguridad, ha pedido que no se mencionen sus notas o coberturas.

Investigadores de Citizen Lab encontraron vestigios de Pegasus operando en el equipo de esta persona en un periodo concreto de 2021, justo después de publicar un trabajo sobre violaciones a derechos humanos cometidas por integrantes de las fuerzas armadas. 

 Durante la investigación se documentó que esta persona tenía al menos 25 chats que involucraban a colegas y personal del medio, sus temas e inclusive sus fuentes de información.

 Por su parte, la Secretaría de la Defensa Nacional aseguró que sus acciones de inteligencia no son para espiar periodistas y activistas, al tiempo que negó el uso del software Pegasus durante este gobierno contra defensores de los derechos humanos y otros sectores de la población.

“Esta Secretaría, con estricto apego al Estado de derecho ratifica que no realizan actividades de inteligencia y mucho menos de espionaje de índole alguna en contra de sectores de la población, como defensores de los derechos humanos, activistas sociales y periodistas, entre otros”, dijo la Sedena en un comunicado.

 De acuerdo con la Sedena, las acciones por las cuales se le acusa de espionaje, en realidad se trata de labores de inteligencia contra el crimen organizado.

 La Secretaría explicó que como todas las Fuerzas Armadas del mundo, el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos cuentan con un sistema de inteligencia militar con recursos humanos y herramientas tecnológicas, como los sistemas de vigilancia aérea, de “encripción”, de imágenes satelitales (localización de plantíos de enervantes y afectaciones del Plan DN-III-E), entre otros, que permiten dar cumplimiento a sus misiones primigenias de defensa nacional y seguridad interior y otras de carácter social, estipuladas en el marco legal.

 Sin embargo, la Sedena admitió que del 27 de junio de 2011 al 24 de agosto de 2013 se utilizó el software Pegasus para intervenir teléfonos celulares, pero reiteró que únicamente lo empleó para actividades de inteligencia en contra de la delincuencia organizada. 

Lo cierto es que, el ciberataque sufrido por el Ejército pinta para ser de dimensiones mayúsculas, y el cúmulo de información que tienen periodistas, historiadores, investigadores, activistas y medios de comunicación, apenas empieza a dar sus primeros empellones. 

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1 

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