Por Rogelio Zúñiga Escobedo
Firme en sus convicciones, comunista de una sola pieza, admirador del Che Guevara, Lucio Quintero Zuñiga, Lenin Quintero, ha partido al viaje sin retorno.
De oficio rotulista, fue rebasado por la tecnología. Hace años al iniciar un desfile de modas en Fábricas de Francia tiró sus pinceles enmedio del templete con el grito de “muera la pinche burguesía”.
En su estudio de avenida Allende y P. Sánchez, mi primo mostraba orgulloso una fotografía de palacio de gobierno que lucía en la parte alta, al centro, la bandera de la hoz y el martillo.
Siempre un soñador. Descanse en paz.
Mi papá me decía que estaba loco: Lenin Quintero
Por Nayaritas del Centenario
“El nombre que me dio mi familia es José Quintero Zúñiga. Después de leer los libros de Marx, Engels y Lenin decidí llamarme Lenin, Lenin Quintero. A mi taller de pintura le puse Lenin Quintero, pintor. Mi papá me decía que estaba loco. Pintaba cuadros, pintaba casas también. Pintaba todo. Aprendí a pintar en paredes y casas. Pintaba al Che Guevara, a Lenin, autorretratos y a mi madre. La edad ya no me permite pintar, se me caen los pinceles, se me engarrotan las manos. Es terrible empezar a envejecer. Voy a cumplir 80 el 4 de marzo. A pesar de todo estoy bien, aunque tengo asma.”

“Soy pintor. Fui muy conocido como pintor, pero también muy conocido como activista político. Pasaba con mi bandera gritando ‘gobierno farsante que mata a estudiantes’. Se ocupan huevos para luchar, se ocupan muchos. Estuve en la cárcel. Nosotros no luchábamos por privilegios ni por cargos ni por dinero. De esos abundan muchos y eso no es ser revolucionario, es ser ambicioso y ser falso. Estábamos en el PCM, Partido Comunista Mexicano, ésa es mi ideología, el marxismo y el leninismo, luchar por liquidar el capitalismo y establecer un socialismo en donde todos trabajen para todos.”
Los políticos, insensibles y ambiciosos: Así analizaba Lenin Quintero a la clase política
Por Fernando Ulloa Pérez
En diversas ocasiones llegamos a entablar amenas charlas con el señor Lucio Lenin Quintero, cuando este personaje nayarita se encontraba sentado a las afueras del edificio del Congreso del Estado de Nayarit vendiendo dulces y cigarros sueltos.
A Lenin Quintero le gustaba hablar de política y siempre que tenía oportunidad arremetía contra los presidentes de México, entre los que destacan las figuras de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, al primero de ellos lo calificaba de ladrón.
Decía que Enrique Peña Nieto y los políticos que lo rodeaban eran hombres y mujeres que como políticos no ayudaban al pueblo, pues aseguraba que eran insensibles y ambiciosos: “Esos se van a llevar todo lo que puedan pero nunca van a ayudar al pueblo”, aseguraba.
De Felipe Calderón Hinojosa, Lenin Quintero decía que el político michoacano era un borracho empedernido, “Ese siempre fue un alcohólico, Felipe Calderón siempre ha sido un borracho, a él los ricos de México lo llevaron a ocupar la presidencia de México, pero él era un presidente legítimo, nunca ganó las elecciones; él robó a López Obrador, pero además es un alcohólico, es un bandido, es un asesino porque por él miles de hombres y mujeres perdieron la vida en una guerra inútil que él mismo inició contra el narco en México”, aseguraba Lenin Quintero durante las charlas que sostuvimos a las afueras del recinto legislativo.
El día que ganó las elecciones para presidente de México Andrés Manuel López Obrador, Lenin Quintero se mostró feliz y dijo: “Ahora sí habrá justicia para los pobres de México. Acto seguido levantó su brazo izquierdo en todo lo alto mientras reía a carcajadas”.

En una ocasión Lenin Quintero nos comentó que cuando se dedicaba a realizar trabajos como rotulista llegó a ganar miles de pesos, pero un día su suerte cambió: “Cuando la tecnología apareció sepultó para siempre el talento artístico de muchos rotulistas y pintores que como yo vivíamos del pincel”, con nostalgia comentaba, el popular Lenin Quintero. DEP.
Murió Lenin Quintero | Quizá el último comunista de Nayarit
Por Kenya G.
Leer a Carlos Marx, Friedricke Engels y a Vladimir Ilych Lenin cuando apenas tenía unos 17 años, llevó a aquel chico tímido a caminar por la izquierda y a levantar la voz por las causas sociales en las que creía luego de militar en el Partido Popular Socialista y conectarse con quienes pensaban como él y llamaba camaradas como a Blas Zamudio y Cervantes, dice el nacido el 4 de marzo de 1938 en Ixtlán del Río Nayarit y fallecido ayer domingo: Lenin Quintero.

Estudió en la Escuela Primaria “Gabriel Leyva” en la capital nayarita donde escuchó hablar sobre esa figura en que se convirtió el maestro rural y su lucha social a favor de los trabajadores, lo que sería el antecedente de Lenin para caminar por la izquierda, pero había que vivir y a veces sobrevivir de algo y comenzó a pintar santos en iglesias porque eran bien pagados y luego, “monitos” en las paredes, lo que lo llevó a su vida de rotulista y pintor comercial, pero por la noches, leía y apreciaba libros sobre los muralistas mexicanos David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera. En la vida política admiraba al General Lázaro Cárdenas y a su esposa Amalia así como a al hijo de esta pareja: Cuauhtémoc hasta llegar a la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Por izquierdoso, me dijeron que no
“No se puede lograr todo en la vida. Triunfar en tus ideales, lograr destacar en la plástica y lograr el amor de una mujer. Yo estaba muy enamorado de Félix, y justo cuando estaba a punto de darme el sí, me vio en una marcha gritando: ¡Gobierno farsante que mata estudiantes! Le di miedo, tanto como a mí cuando me seguía la policía que me metían unas correteadas y todavía me preguntaban. ¿Para qué corres? y yo les contestaba: Porque les tengo miedo. Imagínate no morir en los brazos de mi amada ni en la lucha y sí en las manos de unos cabrones vagos?”

El hombre que durante su vida lo encontramos pintando el frente de un lugar comercial, agitando la bandera de su ideología política, arrempujando una carreta con dulces o afuera del edificio del Congreso, el que decidió no vacunarse contra el coronavirus, crítico de los izquierdosos que en lugar de ayudar a los jodidos, se alimentan con manteca, el octogenario que sobrevivía con su pensión federal y con severos problemas de salud debido a su edad y precaria alimentación era incapaz de vender algún cuadro que adornaba la pared de su casa, le faltó muy poquito para cumplir su deseo de morir a los 90 años. ”A mí me gustaría ser recordado como un hombre fiel a la izquierda y cuya arma principal fue mi pincel”, expresó durante la última entrevista que le realizada hace un año.