Es mayúsculo el fracaso de los Tigres. Una inversión multimillonaria, un trabuco a nivel continental que ni siquiera pudo entrar directamente a la liguilla y cayó a manos del aplicado y dinámico Pachuca, que avanzó con todo merecimiento a las semifinales.

Un reconocimiento al charrúa Guillermo Almada, que cambió de equipo dentro del mismo grupo empresarial y demostró sus atributos con los jugadores tuzos, llevándolos a la antesala de la disputa por el título. La descomunal escapada del novato colombiano Hinestroza, haciendo ver mal, exhibiendo a Javier Aquino en el segundo tiempo del duelo del domingo pasado, es una imagen representativa de este Pachuca veloz y proponedor.

El francés André Pierre Gignac, por su parte, es un gran jugador, nadie lo niega. Pero tiene dos grandes defectos. Somete, manotea y grita a los mediocres e impersonales árbitros mexicanos sin que éstos lo amonesten. Es intocable. Y frecuentemente exhibe a sus compañeros con su acostumbrada soberbia, haciéndoles reclamos airados y ostensibles cuando no le dan un buen pase. Eso mancha la imagen de una figura como él. La prepotencia no es una cualidad.

Vamos a ver si la fuerte presión que ejercen prensa y público, así como el resultado de un análisis interno a profundidad, fuerzan la terminación de la era de Miguel Herrera, que no ha logrado hacer campeones a los poderosos Tigres.

Días antes del descalabro, Herrera criticó el sistema de competencia del balompié nacional. Tiene razón. El formato no puede ser más benévolo y permisivo. El cuadro que termina en duodécimo lugar puede llegar a ser campeón. No será el caso de esta campaña.

Hablando de finalizaciones, culminó la etapa de Ricardo Peláez como director deportivo de las Chivas Rayadas del Guadalajara. Se puso el listón muy alto prometiendo títulos y no los consiguió.

Llega Fernando Hierro directamente desde España con poco o ningún conocimiento del medio futbolístico mexicano (lo cual no es una obligación para alcanzar el éxito). Tendrá que mostrar carácter y resistencia de hierro en su gestión al frente de un equipo mediático y popular.

Decepción

El Puebla no fue un equipo de futbol sino su caricatura. Una vergüenza su nula resistencia ante el América, que retozó un rato con el desastrado grupo camotero.

El argentino Nicolás Larcamón sigue siendo un buen técnico pero ciertamente recibir once goles en dos partidos es una mancha grandota su historial. Después de encajar seis tantos en la Angelópolis, sus jugadores se desmoralizaron por completo. Ilusos los que pensamos que el equipo de la franja iba a dar más pelea. Para el América fue un entrenamiento, un interescuadras rutinario.

También se derrumbó el Santos de La Laguna, que fue superado en toda la línea por el Toluca. Los choriceros van contra el América en la fase previa a la gran final del torneo. Puede ser una serie súper interesante entre dos grandes equipos, sobre todo el amarillo, que se perfila para convertirse en una escuadra de época con números extraordinarios.

Y también se fue a su casa la Máquina Cementera. Tras devolver a la vida a un cuadro desahuciado, Raúl Gutiérrez se ganó la permanencia como técnico del Cruz Azul para el próximo torneo. Merecida oportunidad para el Potro. Es impresionante la cantidad de jugadores, directivos y comentaristas capaces emanados de aquel Atlante campeón de 1993: Félix Fernández, Miguel Herrera, Raúl Gutiérrez, Wilson Graniolati, René Isidoro García, Guillermo Cantú, Luis Miguel Salvador, Mario García, Manuel Negrete y Daniel Guzmán. 

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