De acuerdo al argumento del señor Humberto, quien desde hace más de 16 años dejó de consumir drogas después de que sus padres lo internaran en un centro de recuperación, es durante el primer año de abstinencia cuando se presentan en el individuó momentos de angustia y depresión.

Ratificó,  que la falta de la sustancia provoca en el ser humano conductas destructivas e ideas suicidas que en algunos casos se concretan. 

Afirmó que para él, la droga de alto impacto fue la anfetamina y aseguró que cuando se encontraba bajo los efectos de esta sustancia cometió delitos que en diversas ocasiones lo llevaron a pisar la cárcel de su natal Mazatlán, Sinaloa. 

Precisó que a pesar de permanecer en la cárcel por largos años, una vez que abandonó las celdas, al tener libertad volvía a consumir sustancias prohibidas y volvía a delinquir, con las ganancias obtenidas continuaba con la fiesta hasta perder el conocimiento y quedar tirado en el malecón del puerto sinaloense.   

Indicó que fue durante su actividad como drogadicto cuando conoció a una bella mujer y después de siete meses de noviazgo decidieron unir sus vidas y  procrearon un hijo: “Pero al pasar de los años mi esposa se cansó de esperar que yo cambiara y se marchó de mi lado, se llevó a mi pequeño hijo de apenas tres años de edad, me quedé solo y eso me orillo a perderme más en las drogas”. 

Afirmó que a pesar de que en reiteradas ocasiones se acercó a la mujer amada, para reconquistarla la dama lo rechazó y al poco tiempo la mujer contrajo matrimonio con otro hombre: “El que ahora es su esposo durante años fue mi mejor amigo, tanto que se quedó con mi mujer y mi hijo”. 

Esta decepción amorosa provocó en Humberto la tristeza e impotencia, sentimientos que lo sumergieron en una grave depresión que lo orilló a tomar la fatal decisión de acabar con su vida. 

Sin embargo, narró que la rama del árbol donde se colgó con el cinto se desprendió del tronco y él cayó al piso: “En ese momento comprendí que no era tiempo de partir, ahí entendí que Dios tenía para mí una misión y fue cuando decidí acudir a un grupo de recuperación y  ahí me quedé, pero desde entonces me dedicó a servir a mis hermanos enfermos y hasta el día de hoy tengo 16 años sin una gota de alcohol y drogas en mis venas”. 

A pesar de lo comentado, Humberto manifestó que existe una solución: “Y la solución es Dios y desde que lo encontré, no me he soltado de su mano,  Dios está en todos los grupos de recuperación, búsquenlo, puede ser un grupo de Alcohólicos Anónimos, puede ser un grupo de Narcóticos Anónimos, puede ser un grupo de 4º y 5º paso ahí está Dios, Dios se encuentra en cualquier grupo de recuperación no se dejen morir, dejen de luchar contra las drogas, valoren sus vidas, quienes somos adictos a las drogas nunca las venceremos, derrótense, la derrota los regresará a una nueva vida, pero siempre de la mano de Dios porque nosotros solos no podemos”, puntualizó.

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