En el acoso escolar resulta perturbador decir que el espectador es tan responsable o más que el acosador. Porque el acosador busca poder y aprobación. Sin los vítores a la agresora de Norma por los 19 golpes en la cabeza, la adolescente de Teotihuacán estaría viva. Si la comunidad escolar actuara contra la espiral de violencia la pelea no habría ocurrido. También los médicos pudieron ser escrupulosamente activos para detectar daños craneoencefálicos. Años de omisión previos a la pelea de adolescentes, porristas durante la agresión y posterior indiferencia médica por semanas terminaron con una vida. ¿Cuántos responsables somos de que México ocupe primer lugar en bullying, con 18 millones de alumnos que lo soportan? Somos una sociedad cómplice con espectadores activos y pasivos que nunca seremos llevados a los tribunales. ¿Por cuánto tiempo?