“Dios y el diablo me dieron sus consejos, / que nunca aproveché: / Obvias admoniciones pa’ pendejos / y lugares comunes que ya sé”

Renato Leduc

Por Ernesto Acero C.

Con la puesta en marcha del nuevo modelo de jubilaciones, se han desatado las amenazas de corte electoral. Se han creído la mentira la cual supone que en 1999 el PRI habría perdido las elecciones por el “voto de castigo” de representantes sindicales “ofendidos” por la aprobación de la ley de pensiones de 1997. Pésima estrategia, que no va a levantar ejércitos, pero sí va a levantar risas. Les puede salir el tiro por la culata. Es cosa de hacer un esfuerzo para la memoria.

En 1997, cerca de concluir el siglo XX, se aprobó una ley de pensiones que sentó las bases de un fondo de pensiones para el respectivo pago de maestros estatales y burocracia. Esa ley mató la de 1975, soslayada durante toda su vigencia. La aprobación de la ley de pensiones de 1997, desató amenazas de corte electoral que, según algunos, fue la causa de la derrota del PRI en 1999. Antes de analizar tal aserto, procede un brevísimo recuento del asunto.

El gobierno encabezado por Rogelio Flores Curiel, sencillamente hizo caso omiso de la ley de pensiones de diciembre de 1975. Las razones de esa decisión ya se perdieron junto con el testimonio del mandatario cuyo sexenio fue el primero que concluyó un 18 de septiembre (1981). Como sea, la ley publicada días antes de concluir el gobierno de Roberto Gómez Reyes, fue olímpicamente ignorada.

Luego siguió el gobierno de Emilio González Parra, que tampoco asumió la responsabilidad de crear el fondo de pensiones que ordenaba la ley de 1975. Este gobernador es el que aprobó la figura de jubilación dinámica, que empeoró el problema de manejo de las finanzas públicas. Tras esos doce años, siguió el gobierno presidido por Celso Delgado. La citada ley del ’75, siguió durmiendo el sueño de los justos.

En esos años, la agenda legislativa estaba retacada de dictámenes concebidos como mecanismo de jubilación. El fondo de pensiones, que debió ser creado a partir de lo dispuesto por la ley de 1975, no se creó y, por tanto, el costo de las jubilaciones de maestros estatales y de la burocracia, gravitaban directamente sobre las finanzas públicas.

En 1976 inició el análisis del problema que significaba el pago de jubilaciones cargando su costo de manera directa sobre las finanzas estatales. Se realizaron consultas con representantes de las siglas de todo tipo, desde las denominadas de partido, hasta las empresariales, gremiales, etcétera.

Por parte de gobierno, se esgrimieron razones actuariales, contables y jurídicas. Desde el otro lado de la mesa, se definió una sola postura: negativa total ante cualquier intento de cambiar lo que se había convertido en una ilegal costumbre.

Tras las infructuosas negociaciones, el Gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza envió a la Legislatura local, una iniciativa de ley que fue aprobada en 1997.

La reacción de los representantes de un sindicato, el de la burocracia, fue de corte electoral. Las amenazas no se hicieron esperar. Los representantes de la burocracia prometieron un voto corporativo, pero en contra de cualquier candidato que postulase el PRI en las elecciones de 1999.

El PRI postuló en 1999, a la gubernatura del estado de Nayarit, a José Lucas Vallarta Robles. Fue derrotado por una alianza integrada por el PAN, el PRD, el PT y el PRS. El candidato de la alianza de varias siglas, fue don Antonio Echevarría Domínguez. ¿El PRI perdió la gubernatura de Nayarit en 1999, por el voto en contra de la burocracia?

Las razones de la derrota del PRI en las elecciones de 1999, son múltiples. Una de ellas se asocia con la división que generó al seno del PRI, la postulación de Lucas Vallarta Robles. El candidato del PRI es el único que no se había movido y que, incluso, a nivel personal, había confesado su desinterés en el proceso sucesorio. Tras ser postulado, la ausencia de operación política fue notoria, lo que se evidenció en la parálisis política de los que habían movilizado a miles de simpatizantes, entre ellos Félix Torres Haro de formación caciquil y Álvaro Vallarta Ceceña, de conocida trayectoria militar.

A esa variable se suma otra. El PRI y su candidato no fueron capaces de articular una estructura organizativa eficaz. No se sabía a ciencia cierta quién encabezaba la estructura de campaña, se careció de una estrategia de medios, el financiamiento era caótico y con serias fugas en todas direcciones. El PRI no se organizó para ganar, sino que se desorganizó para perder. Ni siquiera se sabía a ciencia cierta quien dirigía las siglas que habían postulado a Vallarta Robles. En resumen, la campaña de Lucas Vallarta fue un desastre total.

La variable de mayor peso se relaciona con el perfil del candidato postulado por la alianza de cuatro acrónimos. El candidato de PAN-PRD-PT-PRS, fue don Antonio Echevarría Domínguez. Resultó ser un candidato poderoso, y no solamente por razones financieras. Carismático, seriamente decidido a ganar, encabezando una estructura organizativa eficaz y concebida para un solo fin: ganar la elección. La figura de don Antonio Echevarría resistió todo tipo de ataques y hasta se creció al castigo.

El resultado: la alianza que tuvo a Echevarría Domínguez como candidato, logró el doble de votos que los que habían obtenido en la elección anterior, juntos, todos los partidos que lo postularon. ¿Dónde quedó la amenaza de que el PRI iba a perder las elecciones de 1999 como consecuencia del “voto de castigo” de maestros estatales y de la burocracia? El PRI perdió las elecciones de 1999, por su desorganización, por su nula operación política con las camarillas dominantes y por el poderoso candidato que encabezó el póquer de siglas opositor.

Ahora, las amenazas electorales están a la orden del día. Olvidan qué, si apuestan a la repetición de la historia, corren el riesgo de que lo que fue tragedia por vez primera, ahora se manifieste como farsa, como comedia bufa, simplona.

El doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, Gobernador de Nayarit, ha mostrado que está dispuesto a convencer a la sociedad nayarita, de la racionalidad y conveniencia de sus decisiones en materia de jubilaciones. El gobernador deja en claro que su gobierno no dará marcha atrás en la construcción de un modelo que garantice la viabilidad financiera de los derechos de los trabajadores.

Las amenazas de corte electoral, que anuncian voto en contra de las siglas asociadas con la figura del gobernante nayarita, pueden significar un duro revés para los representantes de las siglas gremiales. El Gobernador de Nayarit ha dejado claro que no permitirá que el problema de las jubilaciones no se convierta en amenaza altamente explosiva para las finanzas públicas.

La amenaza electoral de “voto de castigo” no procede. Si esa amenaza continúa presente en el discurso de algunos protagonistas, un resultado adverso a los enemigos de la reforma en materia de jubilaciones, será política y electoralmente mortal, por necesidad.

Ahora, para los gremios las cosas son peor que antes. Ahora, un sindicato ya mostró que el partido creado desde sus filas y desde sus finanzas, no puede ganar elecciones. Ya se evidenció que ese gremio no apoya electoralmente a quien ya combatió en 2021. El partido o la alianza que postuló a Navarro en el 2021, no necesita para ganar elecciones, a esos dirigentes.

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