Me envió algún día Bernardo Macías su gazapo favorito que leyó en una cartulina borroneada, justo en la fachada de una joyería por la calle Bravo de Tepic: “Se asen echuras”. Me encanta, debo admitirlo, esa poesía involuntaria del paisaje urbano. “Pasele al caldo de gayina”, “Escrivo cartas”, “No hay bacantes”, dicen algunos carteles hechos a mano. “Ante lo ineluctable, Funerales…”, se lee en la publicidad formal. “Candidato que se mueve”, venden los espectaculares políticos. “El Presidente visitó la colonia Venceremos”, la nota principal de un periódico. Pero recuerdo una, hasta ahora no superada, en un periódico local de nota roja: “Cayóse y matóse del caballose”. Hay otras, lindas en voz de locutoras, que siguen diciendo influencia en lugar de influenza, Nayarí en lugar de Nayarit y de vez en cuanto un haiga.