La publicación del Comunicado de Prensa 418/23 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía relativo a las cifras provisionales de defunciones por homicidio en nuestro país entre enero y diciembre de 2022, me ha impulsado a dedicar mis “palabras” de esta semana a explorar el contenido de dicho comunicado y, como siempre, a exhortar a su lectura, convencido de que la lectura de las fuentes será siempre preferible a los accesos mediados por la lectura y recepción de otros…
Como suele ser en los comunicados del INEGI, se abre con tres datos que propone como los más relevantes:
Entre enero y diciembre de 2022 se registraron 32,223 homicidios; 25 por cada 100,000 habitantes de este país.
67.6% de dichos homicidios se cometieron por disparo de arma de fuego; 9.7% por arma blanca y 7.4% por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación.
En el caso de los varones, la tasa de homicidios fue de 44.4% por cada 100,000 habitantes; en el caso de las mujeres de 5.8%.
Una buena parte del contenido del Comunicado está dedicada a presentar gráficas que muestran la evolución de los homicidios en nuestro país entre 1990 y 2022, en números absolutos; en tasas por cada 100,000; de acuerdo con el sexo de las personas asesinadas y, la otra parte, a desglosar, a nivel de entidades federativas datos para el periodo 2011-2022, añadiendo una tabla en la que se especifican las causas de defunción desglosadas por sexo.
Para quienes no se conforman con la información general contenida en el Comunicado, se ofrece un enlace electrónico con tabulados interactivos que permiten consultar la información sobre homicidios con diversas características.
Las cinco gráficas contenidas en el Comunicado del INEGI —número total de homicidios, tasa de homicidios, desglose de los homicidios por sexo [2] y comparativo entre homicidios de varones y mujeres— permite visualizar la dinámica evolutiva de los homicidios en México a lo largo de 32 años [31 con cifras definitivas y uno con cifras provisionales].
Las dos primeras gráficas —total de homicidios y tasa de homicidios y homicidios de varones—, por razones obvias, son idénticas y muestran un trazado que, iniciado en 1990 con poco menos de 15,000 homicidios [17 por cada 100,000 habitantes], alcanza un primer pico en 1992, con algo así como 17,000 homicidios [19 por cada 100,000 habitantes], para luego descender de manera sostenida —con algunas pequeñas variaciones, hasta llegar, en 2007 a menos de 10,000 homicidios y a una tasa de 8 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Entre 2007 y 2011 se observa un aumento muy significativo que alcanza un nuevo pico de 27, 213 homicidios y una tasa anual de 24 homicidios por cada 100,000 habitantes.
A partir de 2011, se puede observar un descenso relativo que alcanza su nivel más bajo en 2014, año en que el número de homicidios fue de 20,010, con una tasa de 17 homicidios por cada 100,000 habitantes, una tasa que se repetirá un año después.
A partir de 2015 —como se puede ver claramente en las tablas correspondientes—, se inicia un nuevo aumento en el número de homicidios y en la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes.
Entre 2015 y 2018 se pasa de 20,762 homicidios a 36,685 y de una tasa de 17 a 29 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Esta tasa de 29 homicidios por cada 100,000 habitantes alcanzada en 2018, se mantendrá los dos años siguientes y descenderá a 28 en 2021 y, en los resultados provisionales de 2022, a 25.
Si centramos nuestra atención en los años 2017-2022, nos encontraremos con una especie de loma que inicia con los 32,079 homicidios cometidos en 2017 y se cierra con los 32,223 de 2022.
Desde el desglose por sexos o, dicho con corrección cultural actualizada, desde una perspectiva de género, la gráfica más significativa es la número 5, en la cual se puede observar, para el caso de las mujeres, una línea casi recta que alcanza su nivel más bajo en 2007 y en la que se pueden observar dos movimientos ascendentes con unos pequeños descensos y, para el caso de los varones, una dinámica muy semejante a la de la tasa de los homicidios totales, pero que alcanza tasa de más de 50 homicidios por cada 100,000 habitantes entre 2018 y 2021, una tasa demasiado alta si tomamos en cuenta que la tasa mundial de homicidios ronda alrededor de 6 homicidios por cada 100,000 habitantes y que en tres de los cinco continentes apenas alcanza una tasa de 3.
Explorando los desgloses estatales que el Comunicado del INEGI ofrece en dos tablas, llama la atención que los números más altos de homicidios entre 2011 y 2022 se encuentran en los 4,500 cometidos en Chihuahua en 2011 y los 4,256 cometidos en Guanajuato en 2022.
Asimismo, se confirma que Yucatán ha sido la entidad federativa con menor número de homicidios [220 la cifra más alta en 2020 y 41 la más baja en 2012], además de ser, también la entidad con la tasa más baja de homicidios [entre 2 y 3 a lo largo del periodo 2011-2022].
Desde el punto de vista de las tasas de homicidios, las más altas nos llevan, de nuevo, al estado de Chihuahua en 2011, con una tasa de 129 homicidios por cada 100,000 habitantes, al estado de Zacatecas en 2021 con 109, a Baja California Sur en 2017 con 100 y al estado de Colima en 2017 [116], 2019 [107] y 2022 [113].
Para el caso de Nayarit, he optado por presentar los datos correspondientes en gráficas…