“Luis Echeverría es un hijo de la chingada”, dijo en un acto de justicia poética el ex dirigente estudiantil Marcelino Perelló al conocer la exoneración del ex presidente de su responsabilidad en los hechos de 1968. “Es una mamada decir que es un delincuente, porque su caso y el de Hitler o Pinochet no pueden ser reducidos a un caso de barandilla o Ministerio Público”, remató en entrevista radiofónica. Sobre los muchachos que dirigieron el movimiento estudiantil, también fue ácido: “primero fuimos mártires y luego de héroes pasamos a delegados, asambleístas, diputados.” Así pasa con todo: Hay delitos, no culpables. Crimen sin castigo, la realidad del poder. Olvido y acomodo, la de los que quisieron cambiar el curso de la historia. Pero no nos sorprendamos: en nuestras propias historias tal vez actuemos igual.