Peloteo | Como en feria

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Por Heriberto Murrieta

A los equipos mexicanos no les ha ido nada bien en la Leagues Cup, que entra hoy en su última semana de actividad.

Uno a uno fueron quedando eliminados, incluyendo los llamados grandes como América, Cruz Azul, Guadalajara y Pumas. Otro grande, el equipo de los Tigres, también fue eliminado por su acérrimo rival el Monterrey.

Los Rayados son la única escuadra nacional que queda con vida. Mañana enfrentarán al conjunto del Nashville, victimario del América en aquella tanda de penas máximas donde el portero Malagón se movió antes de tiempo, provocando la repetición de un penalti que a la larga sería definitivo.

Es evidente que los clubes mexicanos no supieron adaptarse a la velocidad y la intensidad de los conjuntos de la MLS. Solo el Toluca le encontró la “cuadratura al círculo”, aunque la escuadra choricera a final de cuentas también regresó anticipadamente al Estado de México.

Seguramente el deseo de los organizadores es que el Inter de Miami de Lionel Messi termine como campeón del certamen. Ha sido notoria una cierta tendencia para favorecer al equipo de la cofradía rosa. Miami jugará mañana en semifinales contra la escuadra de Filadelfia, que dejó fuera de la competición a los Gallos del Querétaro.

La esperanza del futbol mexicano se centra pues en el Monterrey, dirigido por el argentino Fernando Ortiz. La incrustación del español Sergio Canales ha aportado ofensivamente al club regiomontano. Estamos a punto de conocer a los finalistas de este torneo que comenzó con la friolera de 47 entidades.

Las quejas de los clubes mexicanos han resultado extemporáneas e improcedentes, dado que conocían perfectamente las reglas del evento y sabían que todos los partidos se jugarían en territorio estadounidense en calidad de visitantes.

Distinción

Más que merecido fue el reconocimiento de los Dodgers de Los Ángeles a Fernando Valenzuela al retirar el glorioso número 34 del llamado Toro de Etchohuaquila.

Cómo olvidar cuando el bienamado sonorense paralizaba a todo el país con sus brillantes actuaciones en el montículo angelino en 1981, coronadas con una victoria en la Serie Mundial de ese año y el título conseguido con todo merecimiento por la novena dirigida por el legendario Tom Lasorda, el mánager que confiaba ciegamente en el formidable zurdo del tirabuzón.

Valenzuela abrió las puertas a numerosos peloteros latinos en las Grandes Ligas. Eso es parte de su legado.

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