Volantín | Saña

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Por Salvador Cosío Gaona

Hamás, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, lanzó un ataque con saña dentro de Israel durante el fin de semana pasado, matando a cientos de personas y tomando a otras tantas como rehenes. Su ruptura sin precedentes, enviando combatientes al interior de comunidades fronterizas e instalaciones militares, conmocionó a Israel y a sus aliados y planteó interrogantes sobre las capacidades y la estrategia del grupo. 

El grupo terrorista se fundó en 1987 durante la primera intifada, o levantamiento, que se caracterizó por protestas generalizadas contra la ocupación israelí. 

La organización política y paramilitar juró aniquilar a Israel y ha sido responsable de muchos atentados suicidas y otros ataques mortales contra civiles y soldados israelíes. 

La UE y otros países occidentales consideran a Hamás una organización terrorista. 

Hamás ganó las elecciones parlamentarias de 2006 y en 2007 arrebató violentamente el control de la Franja de Gaza a la Autoridad Palestina, reconocida internacionalmente. La Autoridad Palestina, dominada por el movimiento rival Al Fatah, administra zonas semiautónomas de Cisjordania, ocupada por Israel. 

Israel respondió a la toma del poder por Hamás con el bloqueo de Gaza, restringiendo la entrada y salida de personas y mercancías del territorio, una medida que considera necesaria para impedir que el grupo desarrolle armas. El bloqueo ha devastado la economía de Gaza, y los palestinos acusan a Israel de castigo colectivo. 

A lo largo de los años, Hamás ha recibido apoyo de países árabes, como Catar y Turquía. Recientemente, se ha acercado a Irán y sus aliados. 

Al menos siete fueron los fundadores originales de Hamás, entre ellos su líder espiritual, el jeque Ahmed Yasin – por entonces paralítico que utilizaba silla de ruedas-, que pasó años en cárceles israelíes y supervisó la creación del ala militar de Hamás, que llevó a cabo su primer atentado suicida en 1993. 

Las fuerzas israelíes han atacado a dirigentes de Hamás a lo largo de los años, y asesinaron a Yassin en marzo de 2004. Otro de sus fundadores, Abdel Aziz al-Rantisi, fue asesinado en Gaza en abril de ese mismo año. 

Jaled Mashaal, miembro exiliado de Hamás que sobrevivió a un intento de asesinato israelí anterior, se convirtió en el líder del grupo poco después. 

Yehia Sinwar, en Gaza, e Ismail Haniyeh, que vive en el exilio, son los líderes actuales de Hamás. Ambos alinearon la dirección del grupo con Irán y sus aliados, incluido el grupo libanés Hezbolá. Desde entonces, muchos de los líderes del grupo se han trasladado a Beirut. 

Hamás siempre ha apostado la violencia como medio para liberar los territorios palestinos ocupados y ha pedido la aniquilación de Israel. 

Hamás ha llevado a cabo atentados suicidas y a lo largo de los años ha disparado decenas de miles de cohetes cada vez más potentes desde Gaza contra Israel. También ha establecido una red de túneles que van de Gaza a Egipto para introducir armas de contrabando, así como otros que se adentran en Israel. 

En los últimos años, Hamás parecía más centrada en dirigir Gaza que en atacar Israel. 

Tambien en los últimos años, Israel ha llegado a acuerdos de paz con países árabes sin tener que hacer concesiones en su conflicto con los palestinos. 

Estados Unidos también ha intentado negociar un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí, acérrimo rival de los patrocinadores iraníes de Hamás. 

Mientras tanto, el nuevo gobierno de extrema derecha de Israel trabaja para consolidar los asentamientos israelíes en Cisjordania a pesar de la oposición palestina y la condena internacional. 

Los dirigentes de Hamás afirman que la represión israelí contra los militantes en Cisjordania, la construcción continuada de asentamientos -que la comunidad internacional considera ilegales-, los miles de presos en cárceles israelíes y el bloqueo de Gaza que mantiene la organización la empujaron al ataque. 

Sus dirigentes afirman que cientos de sus 40,000 combatientes participaron en el asalto. Israel afirma que el grupo cuenta con 30,000 milicias y un arsenal de cohetes, incluidos algunos con un alcance de unos 250 kilómetros, y aviones no tripulados. 

El sábado 7 de octubre de 2023 se registró un sorpresivo ataque por parte de Hamás desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel, por muchos considerado como el peor que ha sufrido el país desde su creación. En respuesta, el gobierno israelí declaró formalmente la guerra el domingo, autorizando “acciones militares significativas” contra el grupo de militantes palestinos.  

El viernes 13, casi una semana después, la infantería israelí realizó sus primeras incursiones en la Franja de Gaza desde la ofensiva de Hamás, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que la campaña de represalias no había hecho más que empezar. La línea divisoria entre Israel y Gaza está altamente reforzada. 

La idea detrás de la valla coronada con alambre espinoso era ser un obstáculo eficaz para evitar precisamente la clase de incursiones que ocurrieron en este asalto. 

No obstante, combatientes de Hamás consiguieron franquear las defensas utilizando excavadoras para cortar aberturas en los alambres y penetrar en Israel a través del mar y en parapente, además de lanzar miles de cohetes contra territorio israelí. 

La entrada de militantes palestinos en suelo israelí otorgó al grupo islamista la capacidad no solo de infligir bajas dentro de Israel, sino también de tomar personas como rehenes. Las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron que tanto “militares como civiles” habían sido capturados por los combatientes de Hamás. Se estima que decenas de personas fueron tomadas como rehenes. 

A una semana del ataque, los muertos en Israel superan los 1,300, mientras que los fuertes bombardeos israelíes de respuesta sobre Gaza han dejado al menos 1,500 muertos y 6,000 heridos, además de miles de desplazados. Las cifras, sin embargo, van cambiando rápidamente. Las fuerzas israelíes disponen de sistemas avanzados de defensa antimisiles, como el llamado Domo de Hierro, que interceptan una gran parte de los cohetes lanzados desde Gaza. Esto minimiza el número de bajas israelíes. En contraste, Gaza carece de sistemas de defensa similares, y los ataques israelíes suelen resultar en un mayor número de víctimas palestinas. El viernes, Israel ordenó a más de un millón de personas salir de la mitad norte de la Franja de Gaza para huir al sur y evitar un ataque. Además, el pasado lunes, Israel anunció un bloqueo total a Gaza, impidiendo la entrada de alimentos, combustible y agua en el territorio costero y cerrando todos los pasos fronterizos tras el ataque de Hamás.   

La ONU advirtió de la posibilidad de un desastre humanitario si tanta gente se veía obligada a huir, y afirmaron que debía levantarse el asedio al enclave para permitir la entrada de ayuda. 

El conflicto entre Hamás e Israel es complejo y su dinámica está sujeta a múltiples factores, incluyendo la política internacional, la historia regional y las realidades en el terreno. Es imperativo que se busquen soluciones duraderas para evitar más pérdidas de vidas y estabilidad en la región. 

opinion.salcosga@hotmail.com  

@salvadorcosio1 

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