Ciudadanos de los diferentes sectores sociales y provenientes de otros estados de la república, ahora caminan por las calles de la capital nayarita sin el temor a ser asaltados o quedar en medio de un fuego cruzado durante un posible enfrentamiento a balazos entre integrantes del crimen organizado, como sucedía antaño.
Es evidente que en la ciudad de Tepic y todo Nayarit predomina la calma, ahora existe la paz social, ahora sí hay orden en la entidad.
Es miércoles, casi las 12 del día y bajo los rayos del sol, los automovilistas circulan a vuelta de rueda por las calles de la ciudad, los motociclistas haciendo alarde de su pericia esquivan los autos y avanzan hasta detener su marcha en la luz roja del semáforo, de pronto se pierden entre el tráfico vehicular.
Cientos de ciudadanos caminan por las calles pero nos llama la atención una joven mujer que se hace acompañar por un joven de aproximadamente 17 años, al parecer son madre e hijo, se detienen frente a la casa de cambio, la dama encomienda al joven preguntar a cómo pagan el dólar, el joven regresa y le hace saber que a menos de 17 pesos, la mujer frunce el ceño y le ordena que sólo cambie 100 dólares, una vez realizada la transacción ambos se retiran de la zona sin cautela alguna, se sienten seguros, pensamos.
Frente al legendario edificio de palacio de gobierno, dos agentes de la policía estatal permanecen al lado de sus motocicletas siempre a la expectativa para atender cualquier llamado de auxilio por ello con atención escuchan los reportes que constantemente emite la operadora a través de la radio frecuencia.
A dos cuadras de ahí, dos uniformados de la misma corporación llevan horas parados justo frente a las instituciones bancarias que se encuentran a escasos metros de Catedral.
A un costado de reconocida tienda departamental agentes de la misma policía estatal revisan las pertenencias de dos jóvenes de cabello largo, barba crecida y ropas percudidas, a los pocos minutos los jóvenes se retiran, pero antes de marcharse levantan su mano para despedirse de la autoridad.
Justo en el semáforo que se ubica por la avenida México esquina con calle Abasolo, se detiene una camioneta en color gris con los logotipos de la Marina, levantamos nuestra cámara para imprimir la imagen, los tripulantes de la unidad oficial con una señal nos piden que no lo hagamos y en ese momento damos por terminado nuestro recorrido.
