Por supuesto que no hablaré del debate entre las señoras XÓCHITL GÁLVEZ, CLAUDIA SHEINBAUM, Y JORGE ÁLVAREZ MÁYNEZ, los tres personajes que andan buscando el voto popular para administrar los próximos seis años a la república de los Estados Unidos Mexicanos. Y digo que no hablaré de los pormenores de este suceso ocurrido ayer por la noche, porque realmente cuando pregunté a tres diferentes ciudadanos, a los que previamente les pregunté de que partido eran o a cuál partido favorecerían con su voto, cada uno me dijo que su candidato había sido el mejor en el debate.
Y como ya ha sido comprobado en forma metódica, al parecer la intención del voto ya está definida, pocos, muy pocos que son los considerados indecisos votarán por alguno de los candidatos, pero no lo harán porque hicieron algún estudio de cada candidato, sino porque eligieron de alguna forma casi ideática.
Fíjense, en el año 2010, el INE (Instituto Nacional Electoral), pidió a un grupo de ciudadanos que eligieran una frase para describir a la democracia, 22% respondió que en esta todos colaboran para lograr un objetivo; 27% señaló que en la democracia las reglas son iguales para todos y casi la mitad (47%) considera que en la democracia muchos participan, pero pocos ganan. Siete de cada diez (72%) están en desacuerdo con la frase que refiere que los políticos se preocupan por qué piensan en las personas
Ante este contexto poco positivo surgen varias preguntas ¿Cómo podemos se puede este escenario y aumentar la confianza en la democracia? ¿Cómo puede el voto cambiar el sistema político? ¿Cómo podemos aumentar la influencia de los ciudadanos en el gobierno?
Para lograr estos objetivos son necesarias acciones desde diferentes ámbitos, pero podemos encontrar un punto en común: la rendición de cuentas. Para lograrla se necesita apoyo desde las instituciones, sin embargo, esto no es suficiente se requiere de una participación de la sociedad, una ciudadanía participativa e informada es vital para una rendición de cuentas real.
Pero ocurre un fenómeno curioso, en México, muchas de las instituciones que eran las encargadas de rendir cuentas y de exigir transparencia a los actores políticos, han desaparecido y otras están en vilo de que les corten su funcionamiento, simplemente para que los servidores de la nación, ya no tengan quien los vigile.
Así que, ante este panorama, la ciudadanía sabe perfectamente que votar es acatar la orden del INE, para que siga la democracia, nada más que esta democracia y este INE, también están en peligro, así que el descrédito es grande en ciertos sectores de la población.
Y pues como ir a las urnas tiene qué ver con resultados en los políticos por los que uno va a votar, diríamos pues que se trata de incentivos; si un político estuviera consciente de que un escándalo de corrupción da por terminada su carrera porque ya nadie votaría por él, es menos probable que esté dispuesto a comportarse fuera de la ley. Los candidatos estarían más dispuestos a transparentar su información si percibieran que sin esta acción sus probabilidades de ganar se reducen. Los partidos procurarían una selección más cuidadosa de sus candidatos ante una mayor competencia electoral y alternancia.
Actualmente tenemos más información disponible que nunca, aunque si bien es cierto que para acceder a mucha de esta información es necesaria una computadora y acceso a internet. Desde las instituciones tenemos el reto de que la información esté disponible para todos. Iniciativas desde el INE como desde la sociedad civil, ponen a nuestra disposición múltiples herramientas para evaluar a los candidatos.
En conclusión, desde las instituciones electorales existe la tarea de organizar los comicios y apoyar a la generación de una cultura democrática. Sin embargo, el principal componente para promover una rendición de cuentas que nos permite avanzar en la construcción de un país más justo e igualitario es la participación informada de la sociedad, pero luego tenemos a una sociedad que considera que siempre es lo mismo y que todos son iguales, y pues así nos la vamos llevando con debate y sin debate…hasta mañana