“Cuando los chinos quieren matar a los gorriones, no dejan que se posen en los árboles. Los hostigan con palos, no dejan que se posen, y así les van quitando aliento, hasta que se les rompe el corazón. Con los que quieren volar mucho, yo hago lo mismo. Dejo que vuelen. Más tarde o más temprano, todos se caen, como los gorriones”, le dijo Juan Domingo Perón al periodista Tomás Eloy Martínez. Lo leí hace años y no supe quién era el orfebre de metáforas, si el general que condujo la psicosis nacional argentina o el novelista deslumbrante en que se convertiría el periodista. Me vuelve a la memoria con frecuencia, al ver a ciertos políticos(as) que no cesan de darse cuerda y que de tanto volar tendrán el destino del gorrión: caerán.