Mentimos desde que tenemos uso de razón. Por sobrevivencia o por placer. Hay culturas y sociedades que toleran la mentira. La religión aún dominante en México la prohíbe expresamente en sus mandamientos. Lo mismo hace la doctrina del partido “casi único”: no mentir, no robar, no traicionar, avalada por casi 36 millones de votos, documentados en boleta electoral. Tal vez no haya conductas más asociadas a la política que las faltas a la verdad, la honestidad y la lealtad. Por esa razón, en lo sucesivo será más severo el ciudadano de a pie con la escrupulosa observancia de esos mandamientos de la 4T. No han de olvidar los recién electos y reelectos que para parecer hay que ser. Como los franciscanos, que parecen pobres, porque lo son. No ocultan sus cuentas en Andorra.