Durante los últimos siete años, la familia IKÚ, integrada por Martha Ocampo, Amaia y Alejandro Altamirano, se ha dedicado a la regeneración de ecosistemas productivos y durante los últimos años trabajaron con mucho amor en una granja ubicada en una pequeña localidad de Nayarit llamada La Curva, en el municipio de Xalisco.
Desde ese lugar, ubicado al costado de un río, apoyan en el cultivo a personas que viven en la zona, han logrado transformar su entorno, mejorando la calidad de vida de quienes tienen la suerte de cruzarse en su camino. A través de su trabajo, han proporcionado alimentos de altísima calidad nutricional y han elevado la salud tanto de los suelos como de las personas.
Maíz, ejotes, lechuga, raíces como cúrcuma, y hasta flores de ornato como girasoles son algunas de las siembras de IKÚ, lugar en el que también encontraron su hogar algunos animales salvajes, como conejitos silvestres.
En ese paraíso agrícola, el pasado 17 de agosto llovió como no había ocurrido en 20 años, de acuerdo con testimonios de locales; la naturaleza mostró su lado implacable e impredecible.
La feroz tormenta provocó que el río se desbordara con tal fuerza que la granja IKÚ fue completamente arrasada, dejando a su paso sólo piedras bajo el sol. Todo lo que la familia había construido con esfuerzo y dedicación desapareció en un instante: el suelo fértil, las herramientas y la infraestructura, todo fue destruido.
“Sólo la fuerza del agua pura y de espíritu libre bajando por la montaña podría haber desprendido una raíz tan profunda, IKÚ físicamente ya no está, sin embargo, la esencia de este proyecto subsiste en el mundo sutil e invisible donde brota la magia, los sueños y la imaginación que alimentan y sostienen nuestra fe y corazón”, escribieron los miembros de IKÚ.
La catástrofe no sólo afectó a la familia IKÚ, sino también a toda la población de La Curva, Xalisco, en Nayarit, que quedó gravemente dañada. La familia IKÚ se encuentra ahora sin un lugar donde pararse, devastada tanto física como emocionalmente. En este momento de necesidad, la familia necesita el apoyo de la comunidad para poder subsistir y comenzar a reconstruir su vida y su misión, por lo que han iniciado una campaña de recaudación de fondos.
La meta fue fijada en 300 mil pesos, de los cuales ya fueron reunidos más del 30 por ciento gracias a la donación de 100 personas. Los fondos serán utilizados para reinstalarse y comenzar a levantar desde cero el proyecto durante años ha nutrido sus espíritus.
“Lo que viene para IKÚ es incierto, pero confiamos en la presencia y guía del mundo espiritual y en la vida que con su resiliencia, sustento y sabiduría nos llevará por su insondable misterio a hacia donde tengamos que ser y estar”, escribieron.
Si quieres formar parte de la reconstrucción de esta granja orgánica, puedes donar aquí: https://gofund.me/86aea25e