Solo Luis Ruiz sabe si intentó lastimar a Christian Bermúdez, pero es un hecho que se trató de una entrada totalmente imprudente y con los tacos por delante.
El popular Hobbit, el último símbolo atlantista, resultó fracturado de tibia y peroné la noche del viernes durante el partido entre sus Potros y los Dorados de Sinaloa.
La entrada es brutal y resulta muy lamentable que un futbolista profesional acabe de esa manera con la carrera de otro. Alguien que estaba cerca dijo que se escuchó como si crujiera una vara reseca. Escalofriante la repetición en cámara lenta y la oportuna fotografía que circuló en redes sociales. Una foto de concurso. El estupor y la preocupación se apoderaron del estadio. Rápidamente, la noticia se convirtió en la principal tendencia en “X”.
Muy lejos de su portería, en un balón dividido a medio campo, Ruiz llegó sin miramientos y quebró al chaparrito mediocampista del Atlante. El defensa del equipo sinaloense ya había fracturado a otro colega en fechas recientes.
La bronca que siguió al aparatoso lance fue la penosa, imagen de la penosa Liga de Expansión, un circuito fracasado, sin interés para el público y sin ascenso, que ni de semillero sirve. Qué vergüenza que de esa liga solo hablemos cuando pasan cosas negativas.
Por la edad que tiene (37 años), se ve difícil que el veterano pueda volver a jugar. Sin embargo, según nos platica Alfredo Ruiz, que trabaja en el club azulgrana, es altamente probable que gracias a su espiritualidad, el jugador de Neza pueda volver a las canchas.
En ese mismo escenario de la Ciudad de los Deportes, la noche del sábado el Guadalajara fue amplio dominador durante los primeros treinta minutos del Clásico frente al América, pero careció de la indispensable contundencia para abrir el marcador.
Cuando más atacaba el Chiverío, cayó el gol americanista que definió el encuentro. Un respiro para un América recuperado, que revivió después de un mal arranque de torneo, donde parecía todo menos el bicampeón del balompié nacional.