La liguilla es ratificación de excelencia, nuevo torneo, prueba de fuego, pero también puede ser tumba. Los errores y las desconcentraciones puntuales en un partido, pueden echar a perder el trabajo, los entrenamientos y el excelente desempeño futbolístico de todo un semestre.
De nada le habrá servido al Cruz Azul jugar tan bien como juega si resulta eliminado el fin de semana frente a los sorprendentes Xolos de Tijuana. Sería un fracaso mayúsculo para un equipo que está viviendo una nueva y luminosa época. Los errores defensivos y la inconcebible expulsión de Sanchez representaron un balazo en el pie para la descompuesta máquina cementera.
Mientras tanto, el América ya le puso el pie encima a un Toluca que no se pareció a su mejor versión en el actual torneo. Atinado fue el planteamiento del brasileño. André Jardine. El desempeño de Rodrigo Aguirre fue magnífico y, apoyado en su corpulencia y su fina definición, se convirtió en un hombre fundamental en la victoria americanista.
Más tarde, el San Luis goleó a los Tigres en un resultado hasta cierto punto sorpresivo. Velko Paunovic mandó a la cancha demasiado tarde al francés André Pierre Gignac. Desconcentrado y desconectado, el conjunto felino está prácticamente eliminado.