Alfredo Delgadillo López
La novela como espejo de la política en tiempos de desinformación
En un mundo donde la información fluye sin control y la verdad se disuelve entre el ruido mediático, en donde las fakenews reinan y las personas creen todo lo que se dice en redes sociales como un dogma, la literatura se convierte en un recurso inagotable para la reflexión y, lo más importante, para clasificar lo cierto, de lo falso.
Uno de los aspectos más preocupantes de la desinformación es su relación con la falta de transparencia gubernamental. El acceso a la información es un derecho humano, reconocido en tratados internacionales y en legislaciones nacionales, como el artículo 6° de la Constitución Mexicana, que garantiza el derecho a que se busque y encuentre información veraz y oportuna. Sin embargo, este derecho se encuentra en riesgo cuando los gobiernos controlan o restringen el flujo de información pública. Por eso es importante la historia, literatura, conocer tus derechos y no creer todo lo que te cuentan en redes sociales o en fuentes que no son científicas. La desinformación es la mejor herramienta de los autoritarismos.
Estos apuntes me golpean los oídos y el cerebro y me remontan a aquel 2019 en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cuando Mario Vargas Llosa presentó su novela Tiempos recios, más que una novela histórica sobre el golpe de Estado en Guatemala en 1954, es una denuncia de cómo la desinformación, la manipulación mediática y la intervención política pueden destruir democracias y vulnerar derechos fundamentales.
Desde la perspectiva del derecho, esta obra permite analizar uno de los mayores problemas contemporáneos: el impacto de las fakenews en el Estado de Derecho y la restricción gubernamental del acceso a la información y la transparencia.
Esta novela reconstruye la caída de Jacobo Árbenz, un presidente democráticamente elegido que intentó llevar a cabo reformas jurídicas en beneficio de la justicia social, propiedad privada, hacienda pública y la libre competencia. Sus políticas públicas, aunque diseñadas para mejorar la justicia social y la distribución equitativa de la tierra, fueron percibidas como una amenaza para los intereses económicos de la multinacional estadounidense United Fruit Company. A partir de esto, Estados Unidos, bajo la doctrina del anticomunismo en plena Guerra Fría, orquestó un golpe de Estado mediante una campaña de desinformación diseñada por la CIA.
Desde la perspectiva jurídica, Tiempos recios es una representación magistral de cómo las fakenews pueden utilizarse como herramientas de manipulación política. La novela muestra que la desinformación no es un fenómeno moderno exclusivo de las redes sociales digitales, sino una estrategia de poder utilizada históricamente para justificar intervenciones militares, consolidar dictaduras y perpetuar regímenes corruptos.
El caso de Guatemala retratado en la novela evidencia cómo una narrativa fabricada puede cambiar el rumbo de una nación. Los medios de comunicación internacionales, como The New York Times y The Washington Post, fueron utilizados para difundir la idea de que Árbenz era un comunista, es decir, en ese tiempo lo más peligroso para el desarrollo. Esta ficción mediática, sostenida por los intereses de la CIA y la United Fruit Company, generó un pánico colectivo y justificó una intervención que llevó a la caída de su democrático y constitucional gobierno.
El paralelismo con el presente es innegable. Hoy, en plena era digital, las fakenews se han convertido en un fenómeno de gran escala, con un alcance sin precedentes gracias a la inmediatez de las redes sociales y la viralización de contenido. Su impacto en el derecho es devastador:
- Desinformación electoral. Las campañas políticas se ven afectadas por la difusión de noticias falsas que buscan influir en la opinión pública, manipulando resultados democráticos y debilitando la legitimidad de las elecciones.
- Criminalización de opositores. Como en Tiempos recios, los gobiernos actuales han utilizado la desinformación para desacreditar a sus adversarios políticos, presentándolos como amenazas a la seguridad nacional o vinculándolos con el crimen organizado.
- Legitimación de violaciones a derechos humanos. Mediante narrativas fabricadas, se han justificado acciones represivas, restricciones a la protesta social e incluso el uso de la fuerza en contra de la ciudadanía.
- Manipulación de la opinión pública. La instrumentalización de medios de comunicación para difundir verdades a conveniencia ha sido clave para sostener regímenes autoritarios y desviar la atención de problemas estructurales.
En Tiempos recios, la censura y la manipulación de la prensa jugaron un papel determinante en la caída de Árbenz. Hoy, las restricciones gubernamentales al acceso a la información y la opacidad en la administración pública son estrategias recurrentes en regímenes que buscan evitar el escrutinio ciudadano. La negativa a proporcionar datos sobre el gasto público, la represión contra periodistas y la eliminación de organismos autónomos de transparencia son solo algunas formas en las que se vulnera este derecho.
El problema se agrava cuando la proliferación de fakenews y la censura estatal van de la mano. En algunos países, los gobiernos han aprovechado la lucha contra la desinformación como un pretexto para justificar leyes que restringen la libertad de expresión y criminalizan a periodistas independientes. En lugar de combatir la falsedad con mecanismos de transparencia, se imponen regulaciones que limitan aún más el acceso a la verdad.
La novela de Vargas Llosa deja una lección clara: la verdad es un elemento fundamental para la justicia y la democracia. Cuando la información es distorsionada, las decisiones políticas se basan en mentiras, lo que conduce a la violación de derechos y al debilitamiento del Estado de Derecho. Para contrarrestar este fenómeno, es necesario fortalecer el acceso a la información y fomentar una ciudadanía crítica que pueda diferenciar entre hechos y propaganda. Para lograrlo, es fundamental:
- Fortalecer la transparencia gubernamental mediante leyes que garanticen el acceso libre y expedito a la información pública.
- Educar en alfabetización digital y mediática para que la sociedad pueda identificar y desmontar narrativas falsas.
- Proteger a la prensa independiente como un pilar esencial para la vigilancia del poder y la difusión de información veraz.
- Implementar mecanismos de verificación de información en redes sociales y medios de comunicación para evitar la propagación de noticias falsas.
Me despido con esta reflexióń:
Tiempos recios no solo es una novela sobre la historia de Guatemala, sino un reflejo de los peligros que enfrentan las democracias cuando la desinformación es utilizada como un arma de poder. Desde la perspectiva del derecho, el libro nos obliga a cuestionar el papel de las fakenews en la manipulación política y la manera en que los gobiernos pueden vulnerar el derecho humano a la información y la transparencia.
El derecho de acceso a la información y a la transparencia, son los pilares de cualquier Estado de Derecho, son los principales afectados cuando la falsificación de la verdad se convierte en armas de control social.
Si bien vivimos en una era donde la información está al alcance de todos, la clave no está en la cantidad de datos, sino en la capacidad de interpretarlos e investigarlos correctamente, así como en cuestionar siempre la verdad. Solo a través de un acceso real y transparente a la información, junto con una ciudadanía crítica y educada, podremos evitar que la historia de Tiempos recios se repita en nuestros tiempos modernos.