El 20 de marzo de 2020, la primavera llegó a Nayarit con un aire de desconcierto y transformación. Lo que debía ser un inicio del tradicional puente vacacional por el natalicio de Benito Juárez, se convirtió en una fecha histórica, marcada por la llegada del primer caso confirmado de Covid en el estado. En un abrir y cerrar de ojos, un pequeño virus proveniente del hemisferio oriental cambió la vida tal como la conocíamos.
El gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García, compartió el preocupante anuncio a través de sus redes sociales: “Lamentablemente, hace unos momentos el secretario de Salud me ha notificado el primer caso confirmado de Covid en Tepic… llamamos a la población a extremar las medidas de prevención, a seguir recomendaciones. Hoy más que nunca debemos ser responsables”. La noticia fue recibida con una mezcla de miedo, incertidumbre y desconcierto por parte de los nayaritas, quienes nunca imaginaron que un virus tan pequeño sería capaz de alterar por completo sus vidas.
La paciente, una mujer que había regresado de España, representaba el primer contacto directo con el virus SARS-CoV-2 en la entidad. Aunque en un principio el caso parecía aislado, las autoridades estatales y federales no tardaron en activar protocolos de aislamiento y reforzar las campañas de concientización sobre el peligro inminente de esta nueva amenaza sanitaria.
En cuestión de días, la situación comenzó a escalar rápidamente. El 23 de marzo, el gobierno federal anunció el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, una medida que transformó la vida cotidiana de los nayaritas. Las calles se vaciaron, las playas fueron cerradas, y la celebración más esperada del año, la Semana Santa, fue cancelada. La Feria Nacional, que solía reunir a miles de visitantes de todo el país, también fue suspendida, y los confinamientos comenzaron a extenderse más allá de lo que todos esperaban.
Lo que en un principio parecía una pausa temporal, se convirtió en un confinamiento que duró más de seis meses estrictos, y se alargó por más de un año, interrumpiendo la economía, la educación y el ritmo normal de vida. Los negocios no esenciales cerraron, y la población se enfrentó a una nueva realidad llena de incertidumbre económica. Sin embargo, la respuesta fue inmediata: en las esquinas de las calles, los músicos comenzaron a ofrecer su arte en busca de apoyo económico, mientras las autoridades incentivaban el comercio digital como una herramienta para sostener la economía local.
La cifra de contagios comenzó a aumentar, y el primer deceso en Nayarit, un 30 de marzo, una mujer de 79 años en Acaponeta, fue doloroso, impactante. El miedo se apoderó de las calles, y las familias se enfrentaban al sufrimiento de perder a seres queridos en medio de la pandemia. Nayarit vivió su primer luto colectivo.
A lo largo de 2020 y 2022, el estado experimentó olas de contagios que no solo desbordaron hospitales, sino que también enfrentaron una sociedad que trataba de adaptarse a las restricciones, la vacunación y las nuevas variantes del virus que llegaban con mayor agresividad. La variante Delta, que arrasó con la tranquilidad del 2021, provocó nuevos picos de contagios, colapsando las unidades de salud y afectando profundamente a la comunidad.
Hoy, a cinco años de aquel primer caso confirmado, la situación en Nayarit ha cambiado, todo parece que volvió a la normalidad. Las restricciones desaparecieron, las calles han vuelto a llenarse de vida, y la vida cotidiana sigue su curso, el uso del cubrebocas ya no es obligatorio en espacios abiertos ni cerrados. Sin embargo, el precio de la pandemia ha sido alto. En el balance se reportan 3 mil 274 víctimas fatales y más de 76 mil personas que, hasta 2023 vivieron en carne propia los estragos del virus.
Aunque la “nueva normalidad” ya no parece tan nueva, la memoria de aquellos primeros días de incertidumbre sigue presente en el corazón de todos los nayaritas. Cada sacrificio, cada medida de protección, cada acto de solidaridad, queda grabado como un recordatorio del poder de la comunidad y de la resiliencia de un pueblo que, frente a la adversidad, supo adaptarse y salir adelante.
Cinco años después de aquel primer caso de Covid, Nayarit sigue de pie, con sus dificultades y atrasos como el resto del mundo. El virus cambió a todo el globo, pero también mostró la capacidad humana para enfrentar desafíos, cuidarse y aprender a vivir con lo que parecía inimaginable.