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lunes, abril 14, 2025
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El funcionario y la prensa (saber callar a tiempo)

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Por Avelleira (en ausencia)

Imagine que una buena mañana se despierta usted con la novedad de que ha sido nombrado funcionario público, supongamos que el licenciado Fulánez, amigo y conocido suyo desde la preparatoria, despacha en la Dirección General de Asuntos sin Importancia, en la Subsecretaría del Patrimonio Ancestral, o algo así.

Resulta que el titular de la Dirección de Suspiros y Recuerdos de los Próceres (DSRP), después de servir a la patria por más de 35 años, ha sido jubilado. El licenciado Fulánez recordó los tiempos escolares en que el conocimiento y cultura demostrados por usted brillaban intensamente, por lo que no dudó en, sin siquiera consultárselo, otorgarle el nombramiento.
Como no es usted hombre de improvisaciones, se allega de todo el material que pueda ser útil en su encargo, investiga los proyectos en curso, imagina las mejoras posibles, diseña un plan de acción que mejorará el funcionamiento de la DSRP. Ahora puede usted respirar tranquilo.

Se dirige con paso tranquilo a su nuevo centro de trabajo cuando una nube de reporteros armados con micrófonos y cámaras, enterados de su nombramiento, prácticamente lo acorralan, le piden una declaración y algún despistado dice: “¿Nombre y cargo, señor?” Usted, que nunca ha dado una declaración, duda, pero con voz firme dice: “Bien, bien, muchachos, adelante”. “¿Podría decirnos qué opina acerca del eclipse de sol programado para mañana?”

Y he aquí el punto de quiebre: antes de no tener opinión, se embarca usted en sus recuerdos de la primaria y se lanza a dar una clase de astronomía en la que confunde los cometas con los satélites y las fases de la Luna con la órbita de Neptuno. Pero como lo dice con voz doctoral, las miradas de asombro de los reporteros no cesan. Ahora no falta el distraído que pregunta si el evento astronómico puede ser peligroso para las embarazadas.

Y ahora sí, está usted atrapado. Sus conocimientos acerca del embarazo provienen de la abuela Soledad y las tías Matiana y Celestina, así que se enfrasca usted en una explicación que incluye vidrios ahumados, hilos color rojo y otras hechicerías.

La nube de reporteros divisa otra víctima y se despide, no sin antes desearle suerte en su nuevo cargo. “¿Cómo dijo que se llama?”, dice una guapa jovencita.

Llega usted al confort de su mullido sillón y, antes de ordenar algo, suena el celular. El jefe de prensa —director de Comunicación Social dirán algunos— suena molesto y le espeta: “Arnoldo, te recuerdo que las declaraciones acerca del eclipse están reservadas a nivel de subsecretario. Por favor, que no se repita. Al patrón no le gusta la indisciplina”.
Usted reflexiona: ¿qué hice mal?

Comunicar no es sencillo y, por lo tanto, los responsables del gobierno —que entendemos se deben a la sociedad— podrían tomar en serio la obligación de informar de manera ordenada, clara y accesible a los habitantes de la comunidad sobre la marcha diaria de los acontecimientos de importancia.

Ahora que las señoras y señores funcionarias y funcionarios (qué difícil de escribir y leer el lenguaje inclusivo) pueden, si el ánimo se los permite, decir frases como: “Es un tema que no domino”; “Tendré que investigar datos precisos, ¿te los hago llegar?”; “El área de Comunicación Social está preparando un comunicado al respecto”. Y no, no se trata de eludir a la prensa, sino de no invadir temas que no son del área del entrevistado o de inventar datos que suenen espectaculares.

La información para los entrevistadores deberá ser aquella que sea veraz y, además, contribuya a la comprensión de un tema. Debe ser un punto importante para los gobernantes el proporcionar a sus subordinados las herramientas para saber comunicar y delimitar los alcances de cada peón, alfil, caballo o torre en el organigrama en su relación con la prensa.
Debemos tomar en cuenta que los funcionarios de la administración son designados por la autoridad y no electos por la ciudadanía, así que deberán los entrevistados, en este caso, acatar las instrucciones del gobierno en turno.

Porque de los que fueron electos: diputados, regidores y otros funcionarios, de ellos hablaremos otro día.

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