Por Ernesto Acero C.
No hay gobierno al margen de la política. El Gobierno es fundamentalmente naturaleza política. ¿Por qué se llama nuestro Pacto Federal, “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”? Es “Política”, desde lo más profundo de su naturaleza y significado.
De Vladimir Ilich Lenin procede la afirmación que establece que “Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario”. Es verdad, aun en el caso de que ni siquiera se piense en una praxis revolucionaria. Una aseveración más plantea que “Nada precede a la idea”, y es verdad
Lenin fue crítico acerbo de los empiristas que pretendían hacer la revolución a palos de ciego, sin orientación que deriva de la reflexión, de la formulación de ideas, de tesis políticas e ideológicas.
El gobierno es tanta administración como sea necesaria y suficiente, y tanta política como sea posible. No se puede hacer política sin ideas. Por tanto, no se puede hacer gobierno sin ideas.
En el presente, tiempo de crisis profunda, podemos ver como ascienden como el humo los “líderes” sin ideas políticas. No extraña por eso qué en este tiempo de crisis en todos los ámbitos, cualquiera pueda ser cualquier cosa. Hay excepciones, y sin duda de gran valor.
Igual, ascienden las ideas sin liderazgos políticos. No hay duda ya: “El poeta es como este príncipe de las alturas/ que asedia la tempestad y se ríe de las flechas;/ desterrado en el suelo, entre burlas,/ sus alas de gigante le impiden volar”. ¡Cuánta razón tenía don Charles, quien fue considerado por Verlaine como poeta maldito, de quien son los versos citados!
Hoy, el fenómeno caquistocrático podría ser explicado con las reflexiones casi místicas del Carmina Burana, o desde una perspectiva arcaicamente religiosa tras la lectura del Pluto de Aristófanes. Con todo y pena, a pesar de la brillantez de esas explicaciones, resultan más interesantes las explicaciones que provienen de la ciencia política y de la ciencia económica.
No extraña por eso que haya discusiones tan profundas como bizantinas, sobre como “posicionar” una “marca” en el mercado electoral. La propaganda ha sido reemplazada por la publicidad y no por estrategia, sino por vaciedad. El uso de la “mercadotecnia” se ha convertido en lugar común en la esfera política y electoral, a pesar de que no funcione como se pretende asegurar.
Es casi hilarante ver como se reproducen los “expertos” (del mismo valor que el de los bilimbiques) en mercadotecnia, en publicidad “subliminal”, y no se diga, en “sondeología”. Frases generalmente secuestradas del lenguaje coloquial, no resultado de serenos estudios de las corrientes de opinión pública o de las diversas escuelas del pensamiento político.
Hay quienes en la esfera política han logrado consolidar un bagaje ideológico de importancia. Sin embargo, lo que vemos que sobresale es la ausencia de formación en el mundo de las ideas políticas. En todo caso, esa formación es logro personal, formación biográfica, no histórica.
No extraña que la guerra publicitaria tienda a convertirse en una guerra de lodo, de guano de todos contra todos. El resultado que podemos vislumbrar es un escenario de abstencionismo que deslegitima los procesos electorales.
Lo que suele percibirse en el escenario electoral es una lucha por el poder solamente por alcanzar esas posiciones de poder, como el perro que le ladra a las ruedas de un auto en movimiento. Por eso realmente da gusto que algunas figuras se destaquen como claras expresiones ideológicas, lejos del griterío, de las estridencias.
La idea de que no puede existir una praxis política al margen de una teoría política, está en crisis. La idea política es la que versa sobre los problemas sociales, económicos, de todos los asuntos que involucran a la sociedad entera. Los resultados del empirismo lo tenemos en la escena social en crisis profunda en múltiples aspectos, pues por encima de los intereses de las polis, se han montado los intereses personales. En efecto, donde había lucha de clases, ahora vemos pleitos personales.
Ahora que las ideas políticas han entrado en crisis, podemos asegurar que lo que vemos es una simple y llana lucha por el poder. Es la búsqueda del poder por el poder mismo. La mercadotecnia ha contribuido enormemente a eso. La mercadotecnia ha servicio para vender bolsas vacías o retacadas de puro interés personal. La mercadotecnia, desde esa perspectiva, se ha convertido en la antinomia de la política.
No es necesario pensar en la tesis revolucionaria como condición para pensar en la política. Lo que planteo es que la praxis política debe estar respaldada por una teoría política, cualquiera, en su plural expresión. Ahora que vemos que la política ha caído en manos de aficionados, también podemos ver que la política se ha convertido en la materia vil del personalismo, de la egolatría que conduce irremediablemente al culto a la personalidad.
En el estado hay figuras que sin duda poseen una sólida formación ideológica, pero son escasos, garbanzos de a libra. Sin embargo, hace falta fortalecer la vertiente del desarrollo político. Hay quienes en su total y absoluto desamparo ideológico, confunden los títulos universitarios con el talento político. Nada más equivocado.
El individualismo, llevado al extremo y manteniéndolo como línea de acción en todos los campos de la vida social, puede llevar a escenarios de arrepentimiento, de elevado sufrimiento humano. Si el valor de valores, la política, recae en la idea del interés particular, el resto de los valores continuarán perdiendo sentido con todo y las calamitosas consecuencias que de ello deriven.