Por Ernesto Acero C.
Los gobernadores del país salieron en defensa de los libros de texto gratuitos. Ante quienes han propuesto hacer grandes hogueras con los materiales educativos, hay respuesta contundente. Uno de los firmantes del desplegado es el Gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero. La consigna es clara: “Qué nadie se quede sin sus libros”.
Lo dijo atinadamente don Jaime Torres Bodet: «Estos son un regalo del pueblo de México para el pueblo de México”. Se refería a la llegada de los libros de texto gratuitos. Estos llegan a un país que había deliberado desde sus orígenes, sobre el tema educativo.
Los libros de texto son la base, solamente la base, para orientar el proceso de enseñanza. La educación no se reduce a los libros de texto. El profesor es guía, el que orienta y abre la mente a la diversidad del pensamiento. El libro de texto es solamente un punto de apoyo para mover el mundo de la educación. El universo de las ideas es prácticamente infinito.
Los libros orientan a los profesores, a niños, a los alumnos. El alumno puede acceder a materiales educativos básicos y a conocimientos básicos, a información fundamental, que le sirva para realizar su vida en el futuro.
El libro de texto gratuito también sirve para el propósito de la equidad. No todas las familias tienen el dinero suficiente para comprar los libros que se requieren para el logro de resultados educativos. El libro de texto, dada su gratuidad, garantiza un piso igual para todos.
El libro de texto posee una relevancia mayor en la comunicación. El libro de texto, al construir lenguaje común, nos da la oportunidad de entendernos de manera eficiente. Es base para construir un lenguaje común. El libro de texto gratuito, es una vacuna segura contra la torre de Babel.
Los libros fueron fanal para los grandes educadores de México. Lo fueron para Vasconcelos y para Torres Bodet. Para Vasconcelos fue prioridad distribuir libros para la mayor parte posible de mexicanos.
Habiendo estado al frente de la UNESCO, Torres Bodet impulsó junto con Manuel Gual Vidal y Mario Aguilera Dorantes, el Ensayo Piloto de Educación Fundamental. Era el gobierno de Miguel Alemán en México y en Nayarit estaba al frente del Ejecutivo, Gilberto Flores Muñoz. Ese esfuerzo educativo se desarrolló en el municipio de Santiago Ixcuintla a mediados del siglo pasado.
El tema educativo se había discutido en el Constituyente de 1916-1917. Fue tema de acalorado debate entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano, en 1933. La educación continuará siendo tema de debate en el futuro. La razón es sencilla: la educación no tiene límites, ni en tiempo ni en espacio.
Tras la separación de la Iglesia del Estado, sobreviene un periodo de construcción de un modelo educativo que ha evolucionado desde hace siglo y medio.
En México se impulsó un modelo de “educación socialista” en los primeros años de la tercera década del siglo XX (DOF: 13 de diciembre de 1934). Tras esa idea se encuentra la figura del constructor del PRI (PNR), Plutarco Elías Calles. Esas ideas fueron desechadas por una tesis cercana al planteamiento de Caso Andrade en el ’33 del siglo XX (DOF: 30 de diciembre de 1946).
La hipócrita exclusión de una etiqueta ideológica, no significa que en todo modelo educativo exista un componente ideológico. La educación misma es una manifestación de una ideología. Esa ideología puede ser democrática, liberal, de corte marxista o francamente doctrinaria.
Un buen número de los que hablan (y se quejan) del contenido ideológico del modelo educativo en México, se han formado en instituciones educativas de corte religioso, confesionales. Esas escuelas siguen funcionando en México. ¿En cuántas escuelas se enseña matemáticas de siete a ocho, y de ocho a nueve se enseña el rosario? Y están en su derecho.
Ahí está el concepto de laicidad en el artículo tercero constitucional; eso es ideología. La educación no excluye todo rastro de contenido ideológico. Pretender que la educación carezca de contenido ideológico, es bobo. Es como pretender que la ideología no sea ideología, o que la educación no sea educación.
La Nueva Escuela Mexicana no pretende adoctrinar. Pretende cultivar el espíritu crítico y abierto a la multiplicidad del pensamiento. En ese orden de ideas, el libro de texto gratuito no es un evangelio como los que se llevan a numerosas escuelas privadas. Sin duda, pueden contener errores, mismos que deben rectificarse.
Esos libros de texto no solamente pueden contener (o cargan con) errores; también pueden llevar una carga de material con el que podemos discrepar, ya sea como profesores o como alumnos. ¿Cuántas ocasiones hemos discrepado de lo expuesto en un libro o ante lo dicho por uno de nuestros profesores?
La campaña que se ha emprendido desde un grupo de siglas, contra el libro de texto, es movida por intereses electoreros. Se trata de una campaña mediática contra un gobierno que los ha desplazado de los centros de poder.
El ataque a los libros de texto, proveniente de los epígonos de Hitler, Pinochet o de la Santa Inquisición, tiene fines electorales. El ataque de los fariseos, contra los libros de texto, tiene como finalidad ganar votos por medio de la polarización.
La educación es una manifestación superestructural en cualquier sociedad. En ese orden de ideas, la educación en México y en cualquier otra parte del mundo, es una manifestación ideológica. Es absurdo suponer que la educación en México sea ajena a una ideología.