“¿Qué se siente ser negro en su país?”, preguntó el reportero estadounidense. La potente respuesta informó tanto como un tratado de antropología social o sociología: “Es como andar siempre con los zapatos dos números más chicos”. Esta metáfora de once palabras se parece a lo que todos los días recogen los reporteros en el mundo entero; ellos prefieren los discursos grandilocuentes de los poderosos. Hace muchos años una mujer de Guerrero dijo al periodista enviado a la zona violenta, desgarrada de dolor: “A mi hijo me lo mataron dos veces”. Él prefirió publicar destacada en su periódico la declaración del gobernante en turno: “El crimen no quedará impune”. No se necesita ser adivino para saber que la necia realidad tuvo otros datos: sí quedó impune, y el muchacho fue asesinado, efectivamente, dos veces.