Por Pablo Hernández | Diego Mendoza
Los océanos son fuente de vida y prosperidad, sin embargo, también están siendo contaminados por el consumo excesivo de productos no degradables que terminan siendo desechados en los mares y ríos, y que eventualmente desembocan en los océanos; además muchas zonas urbanas, utilizan a los océanos como zona de descarga de aguas residuales, así como residuos líquidos de fertilizantes; incluso barcos han estado vertiendo petróleo y basura, además de fauna no endémica en algunos lugares.
Lo que pocos saben es que los océanos no son solo una inmensa masa de aproximadamente 1.35 billones de kilómetros cúbicos de agua salada, sino que contribuyen enormemente en la conservación del equilibrio ambiental ya que gracias a los procesos que se desarrollan en ellos, son la fuente de oxígeno más grande del planeta -ya que cubren el 70% de él-, incluso más grande que los bosques y las selvas, además de que absorben el 30% del dióxido de carbono producido por los humanos, esto de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas.
Por si fuera poco, los océanos han sido testigos de innumerables pasajes de la historia de la humanidad, ellos la vieron nacer; y no solo eso, en su interior se encuentran rastros de todos los elementos químicos existentes en la tierra.
La pesca, una de las actividades primarias más importantes para el ser humano, logró que las colonias de nómadas se asentaran en los litorales, dando pie a grandes civilizaciones de la cultura antigua, quienes tomaron esta actividad como fuente principal de supervivencia.
En el mundo existen cuatro océanos principales: el Pacífico, el Atlántico, el índico y el Ártico.
El océano que baña a Nayarit es el Pacífico, el cual se estima es el más grande del mundo con un área de 155 millones 557 mil kilómetros cuadrados y una profundidad media de 4280 metros de profundidad.
Sin lugar a dudas, los océanos son primordiales para el desarrollo de la humanidad, es por eso que en su día internacional se hace un llamado a la conciencia para continuar con su conservación, ya que, sin ellos, no se concebiría la vida tal y como la conocemos.