Por Oscar González Bonilla

Luego de un intenso trajinar político para a la nación denunciar el fraude electoral cometido en su contra en 1975 cuando fue candidato del PPS a gobernador de Nayarit, Alejandro Gascón Mercado emprende en 1977 nuevo movimiento por el país en afán de contribuir al desarrollo de la democracia en México, con tan buen resultado que el embrión da vida al Partido del Pueblo Mexicano (PPM).

Exacto ese año es cuando nace Amelia Gascón Cervantes, hija de Alejandro. Hoy maestra universitaria, ella testimonia que su progenitor fue capaz de instruir para que adquiriera el carácter ideológico de izquierda. “Y no es una formación fanática de mi parte, es una formación que se dio en la conciencia. Mi padre no le impuso a nadie su manera de pensar”.

Entrevistada justo en intermedio de la fecha del fallecimiento de Alejandro Gascón Mercado (17 de febrero de 2005) y la de su nacimiento (3 de marzo de 1932) en su oficina como directora de la biblioteca pública Marx-Lenin de la Universidad Autónoma de Nayarit, que funciona en el edificio ubicado en la esquina de las calles Abasolo y Oaxaca en Tepic, pido a la abogada con grado de Maestría en Historia del Derecho descifre recuerdos que en mente almacena sobre su querido padre.

Habla en tono bajo, casi sin despegar los labios, entre dientes, pero su voz es audible y con mucha precisión. Sus rasgos físicos tienen pertenencia a la familia Gascón, más acentuados en las hermanas de Alejandro. Pospuso la entrevista en inicial ocasión, argumentó sentirse devastada por la muerte de un familiar cercano. Supuse pretexto para evadirla, incluso llegué a pensar que en mi largo trayecto de entrevistador fracasaría por primera vez. Me equivoqué, una citada tarde de esta primavera allí estaba con plena disposición.

– “Yo siempre vi a mi padre como un hombre dedicado a la actividad política para servir a los demás, harto convencido de su ideología. No lo puedo concebir de otra manera, más que en la lucha política, en la lucha de las ideas y en la lucha social. En todo tiempo lo he reconocido como mi maestro y mi padre”.

Aferrado por saber las enseñanzas que como padre le transmitió Alejandro Gascón, la licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit sostiene que los conocimientos elementales de la vida los adquirió no sólo de su progenitor, sino también de su señora madre, la profesora María del Socorro Cervantes Torres.

– “Mi padre era un formador donde quiera que se hallaba. Tenía una causa ideológica bien definida: la lucha por el socialismo y la implantación del comunismo. Desde que cumplí doce años estudié Filosofía con mi padre, pero de la manera más divertida para una niña: jugando. Así aprendí Filosofía junto a él, alrededor de la lógica dialéctica y la teoría marxista. Desde entonces me sorprende la enorme capacidad de mi padre para ser didáctico, enseñar con sencillez cosas que a una le pudieran parecer muy complejas, pero él sabía entender las prioridades de cada etapa de la vida”.

Luego entonces, instalados de manera confortable en su oficina sin testigo alguno, mi interés es hurgar si con Alejandro Gascón como jefe de familia tuvieron carencias económicas (fueron tres hijos: una hembra y dos varones).

– “Mi padre fue un hombre de recursos, no de dinero, que no es lo mismo. Él era un hombre de recursos humanos, de valores, de principios, de aptitudes. Y desde esa perspectiva, uno de los importantes valores fue el trabajo. Yo crecí en un contexto en que la familia materna contribuyó de manera fundamental, con base en el trabajo, en proporcionar los bienes y satisfactores esenciales. En realidad, nosotros crecimos en lo que se pudiera definir como granja familiar, en ella todos los miembros de la familia (tíos y primos maternos) trabajábamos para la generación de satisfactores. En la medida de nuestras posibilidades físicas e intelectuales todos aportábamos.

“No puedo decir que crecí en la abundancia, en el exceso, pero sí con las garantías que requiere todo ser humano: alimentación, niveles básicos de cultura para crecer, salud en el sentido de un espacio saludable desde el punto de vista físico y espiritual. Esas son las condiciones en que crecimos mis hermanos y mis primos”.

Alejandro Gascón Mercado tuvo enorme relación con gobiernos de países socialistas en el viejo continente, los cuales visitó por diversos motivos en su condición de legislador federal o bien como militante en México de partidos de izquierda.

Esa afinidad no mereció de su padre tramitar para que usted fuera allá con el objetivo de cursar estudios superiores, pregunto. De manera sutil me hace ver mi equivocación, al indicar que no tenía la edad suficiente para un acontecimiento de tal naturaleza.

– “Yo nací en la época cuando mi padre tenía 45 años de edad, era un hombre maduro. Fui de una generación que cursó su bachillerato cuando el bloque socialista termina esa etapa en la historia de la humanidad, en tanto por edad no soy parte de ese mundo. Yo me fui a España a estudiar cursos de posgrado, ya en una época posterior, la década pasada, por disposición de la Universidad Autónoma de Nayarit más que en función de esas relaciones que se construyeron en otro momento a consecuencia de la actividad política de mi padre”.

Por lo que se ve y explica, usted es una especie de continuidad ideológica de Alejandro Gascón.

– “Estoy convencida de la vigencia de esa ideología, por eso estoy a cargo de la biblioteca Marx-Lenin, y no porque haya sido una asignación de mi padre, sino porque tengo la convicción de que es una ideología válida a la que hay que estudiar, hay que revisar, no en el sentido filosófico sino en función de lo que son esas creencias actuales, como ciudadanos de este país. Tengo la certeza de que esta ideología permitirá a la población, en algún momento, abrir su mente y ampliar sus posibilidades para salvar su propia situación. Esa formación la tuve de mi padre, desde el punto de vista ideológico sigo coincidiendo con él”.

Pero a diferencia de Alejandro, usted no tiene militancia partidista.

– “No la tengo. Hasta ahora no la he desarrollado, pero sí tengo militancia ideológica, es la misma que tuvo mi padre. No puedo decir que al nivel que él la desarrolló, porque eso sería arriesgado decirlo, no creo tener ese grado de madurez que él alcanzó en la observación y reflexión de ideas. Sí tengo el interés de continuar estudiando y seguir hablando con la sinceridad que refleja la postura ideológica que es el marxismo”.

Entonces, menos está interesada en un cargo de elección popular. Su padre fue tres ocasiones diputado federal, así como presidente municipal de Tepic.

– “Nací después del año 75. Menciono esto porque no crecí en un contexto donde hubiera la confianza por los procesos electorales. Las únicas veces que he votado ha sido por mi padre y por Salvador Castañeda O’connor (qepd), no he tenido más oportunidades de votar. Alguien podrá decir que no he estado atenta a los procesos electorales, pero la verdad es que no encuentro opciones válidas para confiar en las elecciones, en nuestro país caídas en el descrédito durante las últimas décadas. En aras de congruencia, obvio que no aspiro a nada por esta vía, porque me parece que antes debemos sentarnos a cuestionar sobre la manera de hacer mejor los procesos electorales”.

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