Por Pablo Hernández | Diego Mendoza
En Nayarit, cuatro de cada 100 personas de 15 años y más pertenecen a la comunidad LGBTI+, así lo reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en la primera Encuesta nacional sobre la Diversidad Sexual y Género (ENDISEG).
De acuerdo con el estudio realizado en conjunto con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), así como organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas y gubernamentales, 43 mil 800 personas de 15 años y más, se identifican como parte de la comunidad LGBTI+ en Nayarit.
Una comunidad que a nivel nacional representa a más de 5 millones de mexicanos, lo que en otras palabras podría traducirse en que uno de cada 20 connacionales se identifica con alguna orientación sexual o identidad de género no normativa.
Según la misma encuesta, la mayor parte de la población LGBTI+ en México son mujeres, tiene una edad de entre 15 y 24 años y son personas solteras, aunque el 30 por ciento de esta población ya ha aprovechado la legalización del matrimonio igualitario en diversas entidades del país.
El esfuerzo que refleja esta nueva estadística, finalmente da visibilidad y justicia a una población acostumbrada a la clandestinidad y que el día de ayer celebró su Día Internacional del Orgullo, en un mes dedicado a promover la liberación del movimiento, así como a la concientización sobre la discriminación.
En las últimas semanas, hemos escuchado voces que narran la realidad que viven aquellos que retan a la normatividad. Enfrentamientos contra discursos de odio, la discriminación laboral y falta de espacios de trabajo, así como el martirio de los trámites gubernamentales y sus altos costos que impiden a algunos lograr su sueño del cambio de identidad.
Barreras que han hecho a la comunidad LGBTI+ convertir el arcoíris en martillos que derriban los muros de la indiferencia, desigualdad y discriminación que a lo largo de las décadas les han causado grandes llagas de dolor, en un sentir que ha ido transformándose en orgullo.
Prueba de ello es que 66 de cada 100 mexicanos LGBTI+ se dicen satisfecho con su vida en general, de acuerdo a la ENDISEG, cantidad que contrasta con el 59.71% que presentaba la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG), realizada por la CONAPRED en 2018.
La comparativa es clara, el avance de la lucha por una vida con igualdad, respeto y aceptación de esta comunidad ha dejado grandes resultados en los últimos cinco años, cambiando la mentalidad no solo de una sociedad, sino del núcleo familiar, en los que mayormente reinaba el rechazo y la indignación.
La nueva encuesta destaca que el 88.6 por ciento de los mexicanos LGB+ al revelar su orientación sexual a sus padres recibieron muestras de aceptación, respeto o respaldo, números que caen a 83.5% en el caso de las personas trans, quienes sufrieron más reacciones de molestia, agresión, ofensas o incluso fueron expulsados de su hogar al revelar su identidad de género.
A pesar de esto, el nuevo compendio refleja una transformación de la mentalidad en las familias mexicanas. Al compararse con los resultados de la encuesta de 2018, la aceptación familiar hacia las personas LGBI+ aumentó en un 20 por ciento, mientras que en el caso de las personas trans fue del 37.3 por ciento. Incluso las madres de familia tomaron mayor relevancia dentro del cobijo familiar, desbancando a las hermanas y los hermanos como las primeras personas a quienes confiesan su orientación o identidad de género.
Así mismo, en el área laboral se estima que los casos de discriminación han disminuido en un 19.8 por ciento en los últimos cinco años; es decir ya son menos los chistes sobre personas LGBTI+, así como los comentarios despectivos o incluso los tratos desiguales.
Sin embargo, más allá de la aceptación y el respeto que esperan de los demás, la comunidad no normativa está ganando una de sus batallas más grandes, la de la aceptación propia.
Según la ENDISEG, 81 de cada 100 personas LGBTI+ están de acuerdo en caminar de la mano o darse un beso en público, cifra que brinda gran contraste al 69.35% de la población que en 2018 dijo temer mostrar afecto a su pareja ante los ojos de la sociedad.
Pero sin duda, el dato más importante es el descenso en los niveles de ideación o intentos de suicidio entre la comunidad. Atrás quedaron las citas que señalaban que 5 de cada 10 personas con orientación sexual o identidad de género no normativa tenían pensamientos suicidas o bien que uno de cada cinco había intentado quitarse la vida.
En la nueva encuesta presentada por el INEGI estos números descendieron un 52.5 por ciento, aun así 14 de cada 100 personas LGBTI+ han atentado contra su existencia.
El avance de esta lucha ha sido impresionante en tan solo cinco años y el futuro utópico de la aceptación, respeto, así como de una vida libre de violencia y discriminación se encuentra cada vez más cerca. Pero aún queda mucho camino por recorrer sobre todo en las personas heterosexuales, quienes aún construyen barreras que impiden la integración de toda la sociedad.