Vendedores ambulantes que se han colocado en los tres módulos de vacunación que se instalaron en la capital del estado para aplicar la vacuna COVID-19 a los menores de edad, de forma sorprendente han logrado incrementar sus ventas.
Como muy pocas veces, ahora los rostros de hombres y mujeres que se dedican al comercio ambulante, muestran una amplia sonrisa y con alegría atienden a sus clientes.
Las ventas son abundantes y no se dan abasto para despachar a decenas de clientes que se acercan para comprar duritos, papas fritas, churritos o agua para beber, lo mismo que bebidas refrescantes con frutas de temporada o algodones de azúcar.
El señor José Luis García, quien se dedica a la venta de churritos y papas fritas, declaró que en tan sólo dos horas casi termina de vender la mercancía que, en esta ocasión llevó para ofrecer a los padres de familia y menores de edad que acudieron a los centros de vacunación COVID-19.
Por su parte el señor Jorge Reyes, quien es originario del estado de Zacatecas, explicó que él se dedica a vender guayaba, fresa, durazno y tuna: “y al principio las ventas eran pocas pero ahora se han incrementado, vamos bien, a ver qué pasa al rato, porque en días anteriores las ventas eran muy bajas”.
Bajo los rayos de sol, padres y madres de familia buscan bebidas refrescantes y cuando las tienen entre sus manos, comparten el vital con sus hijos e hijas que esperan el turno para recibir la primera dosis de vacuna COVID-19.