Por Salvador Cosío Gaona
La calificadora Moody’s anunció el viernes una rebaja de la calificación soberana de México de “Baa1” a a “Baa2” al argumentar tendencias económicas y fiscales que -prevé- seguirán mermando de manera gradual, pero persistente, el perfil crediticio del país. Asimismo, la agencia cambió la perspectiva de la calificación de negativa a estable. “Moody’s espera que la actividad económica continúe siendo afectada por débiles perspectivas de inversión y rigideces estructurales, factores que impedirán revertir el impacto que la pandemia tuvo sobre la actividad económica llevando a que haya una brecha persistente entre el nivel del PIB proyectado para los próximos años y el que hubiera tenido lugar si se hubiera mantenido la tendencia histórica anterior a la pandemia”, apuntó la calificadora.
Moody’s explicó que la rebaja de la calificación fue impulsada por las tendencias económicas y fiscales que espera que continúen socavando de manera gradual, pero persistente, el perfil crediticio general de México.
Advirtió que, a futuro, la fortaleza fiscal del país se verá afectada de una manera más manifiesta por la mayor rigidez del gasto público, por la decisión de mantener apoyos a empresas estatales como Pemex; mayor gasto a pensiones y un bajo nivel de colchones financieros debido a que los fondos de estabilización fiscal se han agotado.
La calificadora Moody’s sigue bajando las principales calificaciones del país y días atrás le tocó a la Comisión Federal de Electricidad, (CFE) pues su nota crediticia en escala internacional bajó de Baa1 a Baa2; sin embargo, la empresa que dirige Manuel Bartlett se mantiene dentro del grado de inversión.
En su acción de calificación, Moody’s puso la perspectiva de la calidad crediticia en estable.
La disminución para la Comisión Federal de Electricidad sigue las acciones de la calificadora en lo correspondiente a la calidad crediticia de México y de Pemex, que fueron rebajadas el viernes y el lunes, respectivamente.
La calificadora señaló que la caída en la calificación de CFE responde principalmente a la rebaja de la calificación soberana aplicada la semana pasada.
“Esto sigue a la acción de calificación de Moody’s en la que la agencia rebajó la calificación de México a Baa2 desde Baa1 y cambió la perspectiva de la calificación a estable desde negativa”.
Un segundo factor para la disminución de la calificación de la CFE es que el desempeño financiero de la empresa se mantendrá débil en los próximos 18 a 24 meses, debido a un entorno internacional complejo, donde los precios del gas natural se mantendrán altos y un programa de gasto que requerirá financiamiento de deuda.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, aproximadamente 60 por ciento de la energía que se consume en el país es generada a través de gas natural, a lo que se suma que México importa alrededor de 70 por ciento de todo el gas que consume.
Actualmente, el precio del gas natural se ubica casi al doble del valor reflejado en el verano del año pasado. De acuerdo con datos del portal Investing.com, el precio del millón de BTU del Henry Hub se ubica hoy en 6.22 dólares, mientras que el mismo día del año pasado su valor fue de 3.74 dólares.
Además, los combustibles representan aproximadamente la mitad de los costos de producción de la CFE.
Moody’s señaló que la baja representa una expectativa de respaldo “fuerte” del gobierno federal a la empresa, en caso de que caiga en dificultades financieras y una dependencia de incumplimiento muy alta entre la Comisión Federal de Electricidad y el gobierno mexicano.
Por otro lado, el giro de Pemex hacia la refinación está hundiendo sus finanzas, con consecuencias también para la calificación soberana de México, de acuerdo con lo señalado por la agencia Moody’s.
La entidad, que rebajó la calificación de la estatal mexicana el 11 de julio, se sumergió en las finanzas de Pemex para analizar sus actividades de refinación.
Moody’s destacó el impulso del gobierno para aumentar la capacidad de refino de Pemex, con el objetivo de producir suficientes combustibles refinados para satisfacer la demanda interna a fines de 2023.
Esto implica la construcción de la nueva refinería Olmeca, (ex Dos Bocas), en el estado de Tabasco, con una capacidad de procesamiento proyectada de 340.000b/d.
El gobierno inauguró el proyecto el 1 de julio, pero estimaciones externas sugieren que la tasa de refino nominal no se logrará hasta 2024, 2025 o incluso 2026, a pesar de la insistencia del gobierno en que la instalación funcionará a plena capacidad el próximo año.
La refinería Olmeca también ha estado sujeta a importantes sobrecostos; las estimaciones mas altas sugieren que el monto final estará entre los US$16.000 millones y los US$18.000 millones, frente al pronóstico original de US$8.000 millones.
“Aún no está claro cuánto terminará costando la refinería Olmeca”, señaló Moody’s.
“Creemos que su construcción podría sobrepasar los US$14.000 millones, como sugieren las licitaciones proporcionadas por las empresas constructoras internacionales en 2019, y también dado el limitado conocimiento del gobierno y de Pemex sobre la construcción de refinerías”, agregó la agencia.
Los costos se han visto exacerbados por los precios de la construcción, que experimentaron un aumento interanual de más de 15% en junio, y la prisa por completar la mayor parte de la construcción posible para inaugurar el 1 de julio.
Más allá de eso, la unidad internacional de Pemex, PMI, compró la participación accionaria de 50% de Shell en la refinería Deer Park en enero de 2022 por US$596 millones más la deuda pendiente de la unidad, y las seos refinerías preexistentes de Pemex se encuentran en diversas fases de proyectos de mejora y renovación.
Pero incluso si todo sale bien y estos proyectos se completan, Moody’s sostiene que esto ayudará poco a las finanzas de la empresa.
“Creemos que es probable que el rendimiento económico de las inversiones en refinación sea bajo a mediano y largo plazo dada la tendencia actual de transición del carbono en todo el mundo”, escribió la agencia.
“Además, cuando se complete la construcción de la refinería Olmeca, y si se eleva la capacidad operativa de las refinerías existentes según lo planeado, esto agregará exposición a un margen más bajo de producción de combustible y reducirá las exportaciones de crudo de Pemex y su generación de ingresos en dólares estadounidenses, aumentando su riesgo crediticio”, agregó.
Moody’s indicó que los mayores riesgos en el corto plazo radican en costos operativos de refinación más altos desde ahora hasta que la refinería Olmeca opere al 95% de su capacidad o más, “que es el punto de mejor retorno de la inversión para un negocio de margen tan bajo”, explicó la agencia.
“A su vez, el riesgo de sobrecostos y retrasos en la terminación de la refinería es alto, pero lo cubrirá la Secretaría de Energía”, añadió.
El gobierno ya destinó US$7.300 millones para Olmeca en 2019-2021 con otros US$2.100 millones para gastos de la refinería en 2022, y Moody’s confía en que la calificación soberana cubrirá sobrecostos de US$4.600 millones o más en los próximos años.
Asimismo, la calificación soberana también avaló a Pemex con US$19.000 millones en reducciones de impuestos e inyecciones de capital en 2021, y se ha comprometido a seguir respaldando sus obligaciones de deuda en 2022-2023 como mínimo.
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