Se han cumplido 35 años de la única vez que transmití con Pepe Alameda. Tuve el privilegio de comentar a su lado el 15 de septiembre de 1987, durante un festival celebrado en la plaza del restaurante Arroyo de la Ciudad de México. Actuaron Mariano Ramos, Jorge Gutiérrez y Javier Bernaldo.

El festival se transmitió en vivo dentro del programa Mundo Latino del Canal 2, conducido por el comediante Mauricio Herrera.

Siendo un maestro consumado del periodismo taurino, en 1965 se dio el lujo de empezar su actividad en un periódico (El Heraldo) con un tema simpático de menor fuste. El reportaje lo tituló: “Beatles Taurinos”. Hizo alusión a los toreros greñudos que, siguiendo la moda impuesta por los célebres músicos ingleses, se dejaron el pelo largo. Citó concretamente a Manuel Benítez “El Cordobés” y a Efrén Adame “El Cordobés Mexicano”. 

Dos días después, el maestro dejó atrás esa alegría periodística –un detalle pinturero- y estrenó su columna llamada simplemente ¡Olé! para informar y opinar sobre el espectáculo de toros. En esa primera colaboración abordó varios temas, entre ellos la construcción de una nueva plaza en Celaya y la boda de Carmelita Madrazo, ganadera de La Punta, con José Luis De Labra, padres de mi colega y amigo Juan Antonio de Labra.  

Tiempo después, Alameda cambió el nombre de su columna por el de Signos y Contrastes, que duró hasta 1990, año de su fallecimiento en la Ciudad de México. Terminaba así una brillantísima era de escritura articulada, profunda y conocedora. 

El balazo y el encabezado de su espacio y el de sus crónicas empezaban siempre con la letra s, inicial de la palabra sí, pues al erudito de la calle de Goya le gustaba más afirmar que negar.

Poeta mayor, escritor de libros referenciales en materia taurina, articulista, licenciado en derecho, intelectual, ensayista, locutor, narrador de corridas, conductor de programas y realizador de extraordinarios cortos que cubrieron toda una época en las salas cinematográficas, todo eso fue Luis Carlos Fernández y López Valdemoro, el hombre que dijo alguna vez: “transmitir una corrida de toros por televisión es lo más difícil que hay en toda la profesión de radio y televisión”.

En la pantalla chica improvisaba con enorme cultura, emoción y facilidad de palabra. Ha sido el mejor de todos por su elocuencia, conocimiento e inspiración a flor de piel.

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