Los trataban como esclavos y les daban de comer lechuga o simplemente no les daban nada. Para tomar agua de la llave, no había más.
Lo anterior es parte de un relato de uno de los habitantes de Gran Bethesda A.C., ubicado en la colonia 24 de Febrero, aunque usted no lo crea en la delegación de Ixtapa, en Puerto Vallarta, Jalisco.
TERROR EN LA CASA
Debo de decir que la gran mayoría de los recluidos en la llamada “Casa del Terror”, eran personas con adiciones al alcohol, las metanfetaminas o los alcaloides, retenidos en esos lugares por la fuerza porque sus familiares ya no tenían de otra o porque ya no los aguantaban en sus casas.
OH SORPRESA
Sin embargo, era tan “bonito” que les pintan el panorama, que cuando salieran iban a estar en completa rehabilitación, pero oh sorpresa: todo era distinto en las cuatro paredes que envolvían el espacio.
PARA LAVARSE LOS DIENTES
Muchos han tenido la fortuna de platicar fuera que reciben humillaciones de todo tipo, les obligan a lavarse la boca con cepillos que provienen de otras bocas, les ponen ropa en mal estado, bajo el inclemente sol o las tardes de tormenta.
NADIE PUEDE OBLIGAR
Cierto es que nadie puede ser obligado a ser privado de su libertad, aunque firme tu mamá, tu abuelito o tu hermana, absolutamente nadie.
PELÍCULA YA VISTA
Cuantas veces hemos visto escenas, sobre todo en YouTube de personas que fueron detenidas usando dichos métodos. Numerosos son los programas que enumeran cada uno de los casos.
El gobierno federal o estatal tendrían que hacerse cargo de las adiciones, cualquiera que sea su índole. Toca a los gobiernos darle solución a este tema que ha sido dejado en manos de “Asociaciones Civiles” sin control o supervisión alguna.
Hemos sido testigos de las masacres que se han perpetuado en distintos “Centros de Rehabilitación”, en Guerrero, Guanajuato y Jalisco.
REFUGIO PARA…
Incluso los centros de rehabilitación son un refugio para que por las noches salgan a cometer sus fechorías y en el día regresen sin despertar mayores “sospecha”.
ES SU OBLIGACIÓN
Para finalizar, como es posible que apenas de estén dando cuenta de algo que en la práctica lleva años y está diseminado por todo el país. Son prácticas que deben terminar, porque es obligación del gobierno (estatal o federal) hacerse cargo de los adictos.