La semana próxima pasada, en un amplio sector del ámbito deportivo de nuestro país, predominó —muy por encima de la final del torneo Apertura 2022 de la Liga MX— el tema del Gran Premio de la Ciudad de México de la Fórmula 1 de automovilismo y, dentro de él, la expectativa —en unos casos desbordada y en otros con sus reservas— de ver al Checo Pérez en el más alto sitio del pódium más espectacular de todos los de la categoría y, por supuesto, entonar el Himno Nacional al escuchar sus notas en el sonido local.
La expectativa obtenía sentido del hecho que el piloto tapatío cuenta con uno de los dos mejores autos de la temporada; de que este año esté peleando por el segundo lugar en el Campeonato Mundial de Pilotos de la Fórmula 1 y de que su coequipero Max Verstappen había conseguido ya ese título la semana pasada en el Gran Premio de los Estados Unidos.
Sin embargo, la expectativa desbordada parecía un tanto exagerada y nacionalista —sobre todo en quienes pensaron en la posibilidad de que el piloto de Países Bajos “le dejara ganar”— y, aunque se mantuvo como tal, probablemente hasta las primeras vueltas de la carrera, cuando se transformó en esperanza de que pudiera alcanzar el segundo puesto ante la imposibilidad de, al menos, acercarse al campeón, al final de cuentas, la realidad fue que “solo” pudo alcanzar el tercer puesto, detrás del bicampeón neerlandés y del británico siete veces campeón.
Pensando y sintiendo con la serenidad que da “el día después”, se puede decir que, aunque Sergio Pérez no haya respondido a las expectativas de una buena parte de los aficionados —algunos de los cuales llegaron incluso a abuchear a Lewis Hamilton por haber vencido al Checo— y que el tercer lugar obtenido haya causado una buena dosis de frustración en el propio piloto mexicano, por no haber podido darle a sus fanáticos la alegría de verle triunfar en su propia tierra, se puede decir que hizo todo lo que pudo y que quedar por detrás de esos dos pilotos —especialmente ante la mejora significativa de los autos de Mercedes— es algo que debería dejarle tranquilo y que debemos celebrar quienes hemos ido conociendo todo lo que ha tenido que pasar para llegar hasta ese segundo lugar en el Campeonato Mundial de Piloto este año, después de los dos cuartos lugares que obtuvo en los dos años previos.
Sin duda alguna, El Checo se ha convertido en el piloto de Fórmula 1 más importante de todos los tiempos, superando con creces a los célebres hermanos Rodríguez…
Y, a propósito de los hermanos Rodríguez, la celebración del sexagésimo aniversario del primer Gran Premio de México fue ocasión para que vinieran a mi memoria recuerdos que hunden sus raíces en el inicio de la década de los sesenta, muy particularmente, las imágenes del accidente mortal de Ricardo Rodríguez en el autódromo que ahora lleva su apellido en recuerdo de él y de su hermano Pedro, hasta antes de Sergio Pérez, el mejor piloto mexicano de Fórmula 1 [9 temporadas, 2 victorias y 7 podios].
Cabe señalar que, en aquellos años, Ricardo Rodríguez se había convertido en un ídolo y despertado expectativas muy altas ya que a los 19 años había sido invitado por el propio Enzo Ferrari a participar, como invitado por la escudería del “cabalino rampante” en el Gran Premio de Italia 1961 y que, el año siguiente, ya como piloto oficial de Ferrari había obtenido un segundo, un cuarto y un sexto puesto. Sin embargo, todas esas expectativas quedaron frustradas para siempre: el 1 de noviembre de 1962, conduciendo un Lotus —debido a que Ferrari no quiso participar en el Gran Premio de México porque no otorgaba puntos— se incrustó contra una protección metálica en la famosa curva peraltada poniendo fin a su carrera y a su vida.
Obviamente, este evento —calificado como fifí por la Jefa de Gobierno, días antes de su celebración y del anuncio de que este Gran Premio se seguirá realizando hasta 2025 con el apoyo del gobierno de la CDMX— opacó la ya de por sí opaca final del torneo Apertura 2022 de la Liga MX, la que había quedado, prácticamente decidida el jueves anterior con la goleada del Pachuca al Toluca de 5 goles por uno, quedando solo viva una expectativa un tanto morbosa ¿serán capaces los Diablos de disminuir esa diferencia? ¿los Tuzos ampliarán más aún esa distancia?
Mientras tanto, en el futbol internacional, en Alemania, el FC Unión Berlín se mantiene en primer lugar, un punto arriba del Bayern; en España —con el triunfo agónico del Barcelona y con el empate, agónico también del Girona ante el Real Madrid— un solo punto separa a los culés de los merengues, pudiéndose prever una cerrada competencia hacia el final de la temporada, mientras sigue llamando la atención el tercer lugar del Betis de Andrés Guardado; en la Premier, por su parte, el Arsenal sigue dos puntos arriba del Manchester City, mientras el Liverpool se aleja más y más del liderato e, incluso, de su participación en la Champions del año próximo; en la Serie A, el Napoli de Irving Lozano sigue con una temporada casi perfecta con 10 triunfos, 2 empates y o derrotas y 5 puntos por encima del Atalanta que ocupa el segundo lugar…
En la conocida como “Serie Mundial” —cuya denominación estricta debiera ser, quizás, “Serie Final de las Ligas Mayores de Beisbol de los Estados Unidos” o algo por el estilo—, empezó la serie entre los Astros de Houston [equipo con más triunfos en la temporada 2022 de las Grandes Ligas con 106] vs los Filis de Filadelfia [equipo que habiendo ocupada el tercer lugar de su división, llegó a la postemporada con 87 triunfos y a la serie final derrotando a los Cardenales de San Luis, líderes de la División Este, a los Bravos de Atlanta líderes de la División Oeste y a los Padres de San Diego]. Por lo pronto —tras los dos primeros partidos disputados en Houston— la serie está empatada y las apuestas siguen favoreciendo a los Astros, aunque no se descarta que los Filis logren coronar una temporada de ensueño.
Un dato significativo en relación con esta “Serie Mundial 2022”, es la cantidad de peloteros “latinos” presentes en ella: 20: cinco los Filis [2 dominicanos, 2 venezolanos y 1 panameño] y quince con los Astros [6 dominicanos, 3 cubanos, 2 venezolanos, 2 puertorriqueños, 1 hondureño y 1 mexicano, el lanzador mazatleco José Urquidy].