Mujeres carretilleras que venden frutas de temporada en el Centro Histórico de Tepic se dicen ofendidas por el trato que han recibido por parte de los fiscales del municipio de Tepic, además aseguran que desde hace tiempo son perseguidas.
La señora Felipa Colesio declaró que ella toda su vida se ha dedicado al comercio y trabaja para mantener a sus hijas: “Por el sólo hecho de ser mujeres merecemos el respeto por parte de la sociedad y de cualquier autoridad y en este caso por parte del municipio de Tepic”.
Refirió que a pesar de las campañas de prevención que se llevan a cabo en todo el país contra la violencia en perjuicio de las mujeres, en la capital del estado no se respetan los derechos humanos y laborales de las mujeres: “Aquí en Tepic nos tratan como si fuéramos criminales”.
Explicó que a través de la radio y la televisión grupos feministas les piden que como mujeres eviten ser agredidas por sus parejas sentimentales: “Nos dicen que debemos evitar que nos maltraten y luego nos dicen que si somos agredidas por cualquier hombre los denunciemos ante la autoridad a quienes nos golpean, pero aquí en Tepic es la autoridad, son las mismas autoridades las que nos tratan como si fuéramos criminales y en este caso ante quién vamos a denunciar, estamos solas, estamos desamparadas ante quienes nos persiguen como perros de caza”.
Felipa Colesio consideró que por el sólo hecho de ser mexicanas tienen derecho a trabajar: “Nosotras venimos del estado de Michoacán y solo venimos a trabajar, no venimos a robar a nadie, venimos a vender frutas de temporada, no venimos a enfrentarnos contra nadie, solo queremos llevar el sustento a nuestros hogares, pero aquí en Tepic hay una mujer que dice que nosotras no tenemos derecho a trabajar que porque dejamos basura en la vía pública, que somos unas cochinas, que somos groseras, pero eso no es verdad, nosotras no agredimos a nadie, la basura que sale de las verduras que pelamos, la recogemos al terminar nuestras jornadas laborales y no es cierto que ganamos mucho dinero, sólo sacamos para comer y para surtir nuestras mercancías, pero los fiscales nos tratan como si fuéramos unos seres diabólicos y son varias mujeres las que nos están atacando que porque somos vendedoras callejeras”.