Gobernador inconforme

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“… se necesita un profesional con conciencia social que entienda que su lucha, si es arquitecto, es para que se construyan las casas necesarias que el pueblo necesita. Se necesita un profesional que, si es médico, levante su voz para reclamar que la medicina llegue a las barriadas populares y, fundamentalmente, a los sectores campesinos”

S. Allende.

Por Ernesto Acero C.

UNA VIEJA HISTORIA: NO TODOS JALAN PAREJO

Ha llamado a denunciar, a ejercer el derecho a la crítica por demoledora que esta sea. Ha lanzado fuertes palabras contra quienes no cumplen con sus funciones en el gobierno. Ha dejado en claro que se encuentra molesto e inconforme con algunos funcionarios que solamente ofrecen pretextos, en lugar de resultados. Las admoniciones han sido una constante y al señalar que quienes ya sufran altas temperaturas por razones electorales, los ha conminado a que dejen sus cargos. Lo que atestiguamos es la reacción de un Gobernador molesto, inconforme. Ese Gobernador es el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero.

Vale antes una breve digresión. Allá por 2013, el Papa Francisco hacía un llamado a los jóvenes para hacer ruido: “… quiero agitación en las diócesis, quiero que salgan afuera, que salgan a la calle, que nos defendamos de todo lo que es clericalismo, de lo que es comodidad”. Un lío que tendría como finalidad resistir ante la lógica de la exclusión. Luego, en 2022, el Pontífice llamaba a los jóvenes a “hacer ruido” en ejercicio de su derecho a opinar sobre el presente y el futuro. Ha llamado a los jóvenes a ir contra corriente, pues si la moda es consumir drogas y alcohol, ahí es donde se debe hacer ruido, donde se debe resistir a una cultura que daña a las personas, a las familias, a la sociedad entera.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador, dirige de manera cotidiana duros señalamientos contra quienes se han dormido en sus laureles, en sus zonas de confort. Sus palabras tienen como blanco principal, sobre todo, a las que deberían ser dinámicas instituciones que hoy parecen haberse convertido en entes en franco proceso de evolución cadavérica. Llama por su nombre a los que se resisten al cambio y abre de esa manera un debate social sobre nuestro futuro como país, como sociedad.

Hablar de lío, llamar a hacer ruido, a ejercer el derecho a la crítica (constructiva o destructiva, da igual), sin duda es un acto de subversión. La crítica contribuye siempre a mejorar, a rectificar, a hacer las cosas de manera diferente para obtener resultados distintos. Ese llamado lo encontramos en diferentes personajes ligados a nuestra historia. Solamente me refiero aquí a tres ejemplos: a las sabias palabras del Papa Francisco, a la experiencia elocuente del Presidente López Obrador y a los expertos señalamientos del Gobernador Navarro Quintero.

Me parece qué, en los tres casos lo que subyace en los intestinos de tales manifestaciones, es un reclamo para que se actúe con mayor presencia de convicciones sociales. Ir contracorriente, sustraerse del conformismo, despojarse de ambiciones personales, todo esto con la finalidad de fortalecer la naturaleza política de las personas. Esa naturaleza política concebida al modo aristotélico, en el sentido del necesario compromiso con la “polis”, con el entorno social.

Para el caso que nos ocupa, el de las palabras del Gobernador Navarro Quintero, se requiere de una interpretación seria por parte de los destinatarios. Los que deben comprender y analizar con detenimiento ese mensaje, son los servidores públicos que actúan en el estado. De esa manera, el mandatario se ha referido a alcaldes, a funcionarios federales, a servidores públicos de otros poderes y naturalmente, a quienes integran su equipo de colaboradores.

Al gobierno acceden todo tipo de perfiles. Acuden los que tienen una idea que desarrollar al cobijo de un gobernante. Van al gobierno quienes cargan con sinceras convicciones derivadas de la formación ideológica. Al gobierno van tanto técnicos como políticos que tienen una característica compartida: aspiran a contribuir a hacer un buen gobierno.

No obstante, al gobierno también acuden quienes cargan con aspiraciones de poder y qué con un poco de ese poder, se marean, como lo ha manifestado el Presidente. Algunos van con el afán de construir una pequeña fortuna, con el sueño de comprar un pequeño yate y de ser propietarios de una pequeña mansión. Otros van al gobierno, de plano con la mísera intención de cobrar venganza por agravios reales o imaginados. Estos son el objeto de la crítica del Presidente y del Gobernador Navarro Quintero.

En el gobierno se requiere de sensibilidad social, para resolver problemas y no para crearlos y luego usarlos como pretextos para no dar resultados. Dado que el gobierno es de naturaleza esencialmente política, de nuevo en el sentido aristotélico, lo que procede es formación doble, la política y la técnica. Esa es la razón por la que un gobierno se hace con quienes se puede, con quienes se tiene a la mano y no con “los mejores”. Esos, “los mejores”, no necesariamente poseen esa formación en el campo de las ideas políticas. Esos, “los mejores”, no necesariamente lo son ni siquiera en la esfera técnica.

Abrevar en las ideas expuestas por el Gobernador Navarro Quintero, exige de un mayor compromiso en el sentido social. El oportunismo y la falsificación de credenciales políticas es un lugar común entre quienes privilegian sus ambiciones personales por encima de las exigencias sociales. Las palabras del doctor Navarro no deben ser escuchadas por mera reacción mecánica: se deben razonar profundamente. Ahí hay una orientación, una pedagogía que se debe asumir como propia y que debe ser orientadora de los actos y de la dinámica de la función pública.

No procede ser “navarrista” de última hora ni adalid de la transformación por mera conveniencia. Quienes adoran al becerro de oro, o que definitivamente se declaran adoradores del oro del becerro, no caben en la esfera política.

La política, entendida como administración, para bien de la sociedad, de los asuntos de la “polis”. La política no se debe entender, de manera convenenciera, como oportunidad para realizar ambiciones o intenciones estrictamente personales. La política debe ser comprendida dentro de un contexto democrático. Ese es el mensaje de fondo del doctor Navarro, nacido de la experiencia y de una trayectoria comprometida con los temas sociales.

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