De ser cierto que nadie aprende en cabeza ajena todos tendríamos que tocar las brasas para entender sus riesgos en nuestra integridad física. Observar las conductas de otros o recibir información significativa constituyen la mayor fuente de aprendizaje y adquisición de habilidades. Conocido como aprendizaje vicario, es inútil en el amor y las separaciones. Hay que amar o perder al otro para sumergirse en la profundidad de esos infiernos. También es lamentable que el sufrimiento de los torturados y perseguidos y de los familiares de los asesinados o desaparecidos no nos muevan a una solidaridad activa. En lo personal, me apena que hasta cuando familia y amigos sufrieron unos días mi ausencia haya terminado nuestra indiferencia ante el dolor de las ocho organizaciones de madres-padres que buscan sin tregua a sus hijos desaparecidos.