Por Ernesto Acero C.
La autoridad rectoral sí tiene responsabilidad en el proceso de descomposición que vive la Universidad Autónoma de Nayarit. La constitución para el estado de Nayarit así lo dispone (artículos 122, 123, 128, et. al.). Al referirse a los servidores públicos, establece que estos “serán responsables por los actos u omisiones en que incurran en el desempeño de sus respectivas funciones”. La omisión rectoral obedece a una divisa simplona: “Sálvese quien pueda”. La teoría subyacente es en extremo liberal: “laissez faire, laissez passer” (“Dejar hacer, dejar pasar”).
Quienes no han actuado contra los pillos que usan a la UAN para enriquecerse y para lograr impunidad, (a la sombra de una “autonomía” que los vaquetones interpretan como “extraterritorialidad”), son igualmente bandidos, pero suman ingenuo cinismo a su conducta. Cazar corruptos significa defender a la Universidad. Defender corruptos que han saqueado y saquean a la UAN, significa complicidad y ataque directo a la UAN.
Las confesiones están a la orden del día. Y a confesión de parte, relevo de prueba, como nos recuerda Juan Antonio Echeagaray Becerra, titular de la Secretaría General de Gobierno. Los que confiesan que no han procedido contra quienes han robado y siguen robando a la UAN, son cómplices y constitucionalmente responsables de esos actos de saqueo. Omisión por omisión, quizá, a la vista de todo mundo. Otra vez.
Todos los nayaritas, los nacidos y aquellos por nacer, son dueños legítimos de la Universidad. La UAN ha sido saqueada y sigue en esa misma lógica de caída libre; ese saqueo es una ofensa contra los nayaritas, víctimas del mayor atraco de la historia. De ahí la furia social contra los sinvergüenzas, contra los pillos que la han utilizado como trampolín y como fuente de fortunas inmensas. Aunque engolen la voz, aunque asuman solemne postura “académica”, aunque carguen con doctorados o no, pillos son.
A LA PESCA DE CORRUPTOS.
No es novedad. Todo mundo lo sabe. Se trata de un secreto a voces. Miles de veces denunciado y los denunciantes, castigados; los pillos, de “izquierda” y “derecha”, hasta con cargos públicos. Me refiero a la corrupción de la que ha sido víctima la que fue Escuela de Ingeniería Pesquera. Hoy, posee un título tan ridículo como rimbombante: “Escuela Nacional de Ingeniería Pesquera”; pero la pillería permanece. Esa historia de nota roja y colorada, es de todos conocida y el final de esa montaña de corrupción, también: impunidad absoluta.
Esa triste historia es bien conocida por el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero. En efecto, el Gobernador de Nayarit, lo mismo que el resto de los nayaritas, vieron como se usaba a la universidad para hacer negocios particulares. Todos vimos como saqueaban a la Universidad en aquellos días que se decía de bla UAN que era una Universidad socialista, porque no tenía clases nunca, no por su tendencia ideológica.
¿Saqueaban a la Universidad?, ¿saqueaban a Ingeniería Pesquera? ¡Absolutamente no! En la UAN, el verbo “saquear” se conjuga en tiempo presente. Los pillos siguen ahí, y algunos hasta se han jubilado sin haber conocido lo que es el gis.
No tiene sentido desgañitarse pretendiendo defender a los indefendibles sinvergüenzas que saquearon y saquean a la UAN. Cuando se procede contra los pillos, contra los malhechores, deberíamos aplaudir, pues los bandoleros han saqueado el mayor patrimonio de los nayaritas, su Universidad. Nos han hecho daño a todos.
Los pillos son los principales adalides de la “autonomía”. Esa autonomía, los teóricos del bandidaje la conciben como ley propia de un rancho feudal. No obstante, a nadie engañan, ni los ladrones, ni sus bufones. Visiblemente molesto, el Gobernador Miguel Ángel Navarro comparte la furia social cuando salen a relucir actos de corrupción desde la Universidad. Luego de advertir que no está “para que me juegue la universidad el dedo en la boca”, ha dejado en claro que su gobierno meterá “a la cárcel a todos los pillos que no han entendido que la universidad es un derecho público y no de cofradías. Así, con esa claridad, lo digo. Y si me he de enfrentar a comentarios adversos en las redes o de frente, me voy a enfrentar, pero eso yo lo voy a limpiar”. Las duras palabras del mandatario van dirigidas a corruptos de altos vuelos y a corifeos, a quienes se llevan la tajada del león y a todos aquellos que recogen las migajas que dejan los bandidos que roban a manos llenas (y luego hasta desaparecen o se hacen los ofendidos).
Cualquier nayarita bien nacido, estará de acuerdo con las palabras pronunciadas por el gobernante nayarita. El doctor Navarro ha expresado que “no es posible que se esté sacrificando, no solamente la universidad sino el prestigio de Nayarit”. Es verdad. Lo peor de todo es que seguir apoyando a los ladrones, a los que han utilizado a la universidad como fuente aparentemente inagotable de dinero, a los que usan a la UAN como punta de lanza para ambiciones personales de toda laya y como trampolín para realizar ambiciones politiqueras, eso, solamente contribuye a hundir más profundo a la universidad.
Más todavía. Emprender acciones contra los saqueadores del mayor patrimonio de los nayaritas, servirá para que los universitarios honestos puedan hacer mejor su trabajo y para que se les reconozca. De ahí la pertinencia de lo dicho por el Gobernador Navarro: “Yo no estoy señalando a los maestras y maestros de la universidad: ¡que no se confundan!”. Esas otras palabras son necesarias para que varios no se pongan, un saco que no les queda, como camisa de fuerza.
La mayoría de los universitarios son gente sana y honesta, sin duda. Solamente que una minoría que incurre en actos de corrupción de elevada destructividad, hace daño a un organismo como la UAN, que se zurra en su reputación y en su viabilidad.
Que no se pongan el saco, aquellos a los que no les viene. Los destinatarios saben que se habla de ellos, aunque hagan como que la virgen les habla.
Atacar la corrupción que todo mundo sabe que existe en la Universidad, es defender el patrimonio de todos los nayaritas del que se han apoderado unos cuantos pillos. Defender a los corruptos solamente va con hipócritas chambistas fariseos a los que les importa la Universidad menos que un bledo. Defender a los corruptos significa defender a quienes hacen ver a la universidad como vil relleno sanitario. A la universidad ya se la acabaron, pero esa historia, también ya está por acabarse.