Por Jesús Narváez Robles

En México es muy común que al contestar una llamada telefónica digamos : ¿ Bueno ?

La razón por la que se contesta con esa palabra tiene su origen a finales del siglo XIX cuando en México comenzó el servicio de telefonía y las líneas no estaban conectadas unas con otras, sino que todas se enlazaban a una central, donde una operadora era la que se encargaba de enlazar las llamadas.

La tecnología que se usaba no era muy avanzada por lo que era muy común que el enlace de las llamadas fallara constantemente, es por eso que cuando una persona se comunicaba a la central para pedir un enlace de una llamada, la operadora contestaba preguntando ¿Bueno? para verificar que la conexión estuviera buena y se pudiera enlazar.

Al escuchar esto la otra persona confirmaba que la conexión había sido exitosa y para ello respondía -“Bueno”.

De ahí nació esta costumbre de responder ¿ Bueno ?.

La Primer llamada telefónica de larga distancia en México se realizo el 13 de Marzo de 1878 .

Desde la oficina telégrafos en la calle del Coliseo -la actual calle de Bolívar- en La Ciudad de México y su oficina en el Pueblito de Tlalpan, que entre una y otra había 18 kilómetros de distancia.

Hay un documento de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de 1988 que informaba que para “1878, existían en la Ciudad de México sólo 8 aparatos. La cifra ascendió a doscientos en 1882.

EN SANTIAGO IXCUINTLA, a fines de los años 1960 y la década de los 70 una oficina igual (con conmutadores iguales) se hallaba en el portal Díaz, cerca de la presidencia municipal y en ella trabajaban sólo mujeres (operadoras se les llamaba). Por cierto, dos de mi hermanas laboraron ahí, hasta que las oficinas se pasaron a la calle Jiménez.
Muchas jóvenes, hoy señoras, trabajaron en dicha “Central” (cuando levantabas el teléfono ellas así contestaban: “Central” y ya les decía usted el número al que quería hablar).
Y vaya como punto final: yo labore como “mensajero” para esa oficina de Teléfonos de México, y me pagaban cierta cantidad de acuerdo a la lejanía del domicilio al que habría que ir a decirles que acudieran a “reportarse” (ir a la oficina telefónica y llamar a tal o cual familiar o persona que los había llamado y dejado su número en la Central, en donde había casetas a las que se metían a hablar).
Al lugar más lejano que me tocaba ir era al Ingenio “El Cora”, donde había muchos ingenieros y trabajadores que venían de otros estados del país (no me “costeaba” irme en un camión “tropical” de los que salían de La Presa, y mejor me iba en bicicleta y una que otra ocasión “a pata”).
Gratos recuerdos de vida.

Publicado en redes sociales.

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