El sábado pasado, busqué el horario de los partidos del fin de semana en las principales ligas europeas del balompié y caí en la cuenta que, en esos precisos momentos, se estaban disputando dos partidos en la Bundesliga: Bayer Múnich vs Hoffenheim y Borussia Dortmund vs Stuttgart y, aprovechando el acceso a esas transmisiones —inaccesibles “al común de los mortales” como cada vez más bienes en este mundo— pude experimentar “en mi carne” la emoción de una disputa por el liderato a unas pocas fechas de concluir el torneo —uno de esos en que el equipo que consigue más puntos a lo largo de una temporada larga resulta campeón, sin necesidad de algo extra— en el que, por momentos, el Dortmund alcanzaba al Bayern en el primer lugar —aun permaneciendo en segundo lugar por una diferencia de goles menor que la de los bávaros— y, por momentos, el Bayern volvía a ponerse dos puntos por arriba de “las abejas”. Así pasó cuando el Hoffenheim empató el partido 1-1 en el minuto 71 y, después, cuando el Stuttgart logró empatar a 2 goles el encuentro contra el Borussia en el minuto 84; y cuando, de nuevo, en el minuto 90+2 el Borussia se puso de nuevo arriba en el marcador y, finalmente, cuando, en el minuto 90+7 el Stuttgart que jugaba con 10 desde el minuto 39] puso el empate definitivo que dejó la tabla con el Bayern en primer lugar, dos puntos arriba del Borussia…
Ese mismo sábado por la tarde-noche, dos finales emocionantes en el inicio de los largos playoffs de la NBA que tuvieron como protagonistas a dos equipos que tenían una década y media de no llegar a las etapas de la postemporada: los Knicks de Nueva York y los Kings de Sacramento.
Los Knicks, que ocuparon el quinto lugar en la clasificación final de la temporada regular en la Conferencia Este, visitaron a los Cavaliers que ocuparon el cuarto lugar en la tabla de final de temporada. Dado que se trata de los dos equipos de la parte media de los ocho equipos clasificados, se podía esperar una serie cerrada y, al menos en el primer partido de la serie, resultó así: la quinteta neoyorkina logró vencer 101-97 a la quinteta de Cleveland, un triunfo apretado que puso fin a 24 años sin victorias como visitante en postemporada.
Los Kings de Sacramento, por su parte, mantuvieron la emoción de su encuentro contra los Warriors hasta el último segundo en que Steve Curry intentó un triple que habría enviado ese primer partido de la serie a tiempos extras. Con ese triunfo, los Kings —que ocuparon el tercer lugar en la clasificación final en la Conferencia Oeste— se pusieron adelante en la serie; volvieron a los playoff después de 16 años de ausencia y protagonizaron el encuentro con los boletos más caros de la historia, con un precio promedio de 668 dólares…
El tercer final emocionante del fin de semana al que me referiré en estas “palabras”, tuvo lugar la mañana —casi madrugada— del domingo, tuvo lugar en el Principado de Mónaco y fue el partido de la final del -Masters 1000 de Monte Carlo disputado entre el ruso Andrey Rublev y el danés Holger Rune en el que, finalmente, el ruso se alzó con el triunfo después que el danés llegó a estar adelante 3 juegos a 1 en el tercer set…
Este torneo —que representa el inicio de la temporada en canchas de arcilla que culmina en el Gran Slam de Roland Garros el próximo mes de junio en la Ciudad Luz— parece confirmar la transición generacional que está teniendo lugar en el tenis varonil después de dos décadas de hegemonía Federer-Nadal-Djokovic y que la disputa por la estafeta se está dando entre una generación joven que ocupa ya nueve de los diez primeros lugares de la clasificación de la ATP: el más “viejo” de ellos es el ruso Daniil Medvedev, nacido en 1996 y, los más jóvenes, Carlos Alcaraz y Holger Rune, nacidos en 2003.
A nivel doméstico, interesantes, al menos, dos partidos del sábado: el que disputaron el Guadalajara y el León en el Nou Camp, en el que la oncena tapatía “no‘más” dos tiros le dio a la fiera que no atinó a meter ya las manos a partir del primer gol y el triunfo contundente —uno más— de las Águilas del América [nuevamente con su uniforme súper retro en blanco y negro], esta vez, frente a un Cruz Azul que le opuso resistencia mientras tuvieron once jugadores sobre el terreno de juego, pero que después de la expulsión de Michael Estrada [un fantasma sobre el césped] fue incapaz de evitar un segundo gol de Alejandro Zendejas [con todo y máscara] y, menos aún, el golazo de Henry Martín en el minuto 63.
Dirigiendo la mirada hacia las principales ligas europeas y hacia la competencia más importante del Viejo Continente, parecen previsibles finales cerrados en la Bundesliga [entre el Borussia Dortmund y el Bayern München], en la Premier League [entre el Arsenal que ha ido perdiendo fuerza y ventaja y el Manchester City que se muestra más fuerte que nunca y dispuesto no solo a volver a obtener el campeonato de la liga inglesa, sino la siempre anhelada y hasta ahora inalcanzada Copa de la UEFA Champions League].
En cambio, en La Liga de España, todo parece prácticamente decidido a favor del Barcelona que, a pesar de su empate del fin de semana, mantiene una ventaja de 11 puntos, así como en la Serie A de Italia en la que, a pesar de que el Napoli ha dejado mucho que desear en fechas recientes, cada día está más cerca de alcanzar “lo scudetto”.
En la Champions, por su parte, está semana se conocerán los cuatro equipos semifinalistas y, por consiguiente, los cuatro que se habrán quedado fuera. Todo parece indicar que el Manchester City llegará, de nuevo, a las semifinales y que el Bayern quedará fuera ya que los tres goles de ventaja que tienen los ciudadanos parece poco menos que imposible de ser revertido por los ahora pupilos de Thomas Tuchel y que la ventaja de dos goles que tienen el Inter de Milán sobre el Benfica de Lisboa y el Real Madrid sobre el Chelsea londinense serán suficientes para que en las semifinales haya un representante de La Liga y dos de la serie A, porque el cuarto equipo calificado a semifinales saldrá del encuentro entre el Milán y el Napoli. En este caso, la ventaja de un gol obtenida por los rojinegros en la capital de la moda, no parece suficiente para garantizar un paso que, en el Diego Armando Maradona buscarán alcanzar —por primera vez en su historia— los discípulos de Luciano Spalletti…