Desde hace meses, todas mis mañanas tengo que interactuar con una pequeña sobrina que abrazada por el ocio, cada vez más tiene nuevas ideas de como sacarnos de quicio. Ante la energía de conocer el mundo y la escasez de espacios para explotar sus genialidades, la caja mágica se ha convertido en nuestro aliado distractor para evitar que se destruya esto o se pierda aquello, garantizando también que se mantenga en una zona de vigilancia, con el menor de los riesgos.
Al igual que más de 30 millones de mexicanos, hoy esta pequeña de año y medio disfruta de los contenidos de la plataforma de videos Youtube, la cual pese al avance de TikTok se mantiene como una de las preferidas de los usuarios de internet alrededor del mundo. Así que nuestra matiné está llena de ritmos pegajosos y líricas infantiles como La vaca lola, Soy una serpiente o hasta Baby Shark, que sólo son interrumpidos por videos comerciales que hoy son motivo de este análisis.
La razón, es que lejos de ser los tradicionales comerciales de juguetes, estos anuncios presentaban distintas propuestas musicales y cinematográficas que llamaron por completo mi atención. Caras completamente desconocidas, con ritmos atípicos para nuestros oídos, pero que lucían la moda urbana que hoy reina en el mundo. Estos comerciales provenían de un mismo lugar, la India.
El nuevo gigante asiático que a pesar de alcanzar su independencia hace apenas 76 años, hoy es la quinta potencia económica mundial, curiosamente superando a su país colonialista, Reino Unido.
Lo que sucede en la India es más que un caso de estudio. Su posición a nivel mundial sólo luce números verdes, en gran parte gracias al liderazgo populista y nacionalista de Narendra Modi, que encontró un nuevo amanecer naranja logrando consolidarse en el poder con un peligroso discurso de tintes ultraderechista, que con el paso del tiempo se ha moderado, no sólo en narrativa, sino en acciones que privilegian el desarrollo de la democracia y de la economía en los tiempos actuales.
El plan de la India es claro, ser una superpotencia en los próximos dos años o por lo menos antes de 2030. Investigando un poco más sobre la nación, vemos que el camino luce optimista. Son considerada una de las naciones más próspera del G20, foro que por cierto buscan presidir.
Además, hace unas semanas, proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas la ubicaron como la nación más poblada del planeta, superando a China, el gigante dormido que ya despertó y que por cierto está destinado a ejercer la hegemonía económica mundial desde este año, según predicciones del Fondo Monetario Internacional.
Por si fuera poco, la suerte sonrío a la India al localizar una gigantesca reserva de litio en su territorio que ubicó a la nación en el sexto lugar de esta nueva carrera mundial, la cual posiblemente obligue a China a generar una nueva relación comercial con esta potencia de alto desarrollo.
Pero más allá de las buenas noticias, el motivo de esta reflexión va enfocado a algo que los anglosajones han llamado softpower, que traducido al español sería conocido como poder blando o poder suave.
En el lenguaje de los internacionalistas, este mecanismo de ejercer poder consiste en la manera en que una nación genera influencia sobre otra sin necesidad de realizar acciones militares o de fuerza. Es esa promoción de valores culturales, políticos y sociales de una nación en otra, para generar simpatía, en la búsqueda de generar un liderazgo a nivel mundial.
En otras palabras, esos videos de promoción musical y cinematográfica, son algo más que simples comerciales. Son mecanismos para que nuestras nuevas generaciones tengan una mayor aceptación cultural de la India, así como anteriormente lo han hecho Estados Unidos, Reino Unido, Japón, España, China y más recientemente Corea del Sur que tuvo una oleada magnífica de la mano del K-Pop y su arte cinematográfico.
Bollywood y la música con ritmos indios comienzan a conquistar el mercado occidental. Tan sólo basta recordar que, en los últimos Premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, mejor conocidos como Óscar, la mejor canción original fue originaria de esta nación. Asimismo, estos valores de indios se han colado en contenidos occidentales ya establecidos, navegando en Youtube, en busca de contenido para mi sobrina, me di cuenta que los capítulos gratuitos de una serie animada de Mickey Mouse, producto insignia de la estadounidense Disney, está centrado en las aventuras del personaje en India y su interacción con la cultura de este país.
A pesar de este avance, la India se encuentra lejos de los primeros puestos del ranking de poder blando que realizan empresas privadas alrededor del mundo. Sin embargo, se sigue posicionando, como el segundo destino más atractivo y con mayor potencial para los próximos años, así como la quinta nación con más influencia en las artes y el entretenimiento y el octavo lugar con mayor influencia sobre la comida y cocina a nivel mundial.
EN DEFINITIVO… Paradójicamente el plan “blando” de la India está en marcha de forma muy agresiva. No debe sorprendernos que el día de mañana, los más pequeños de nuestros hogares digan palabras extrañas a nuestro lenguaje, o bailen de una manera a la que no estamos acostumbrados. Todo forma parte estos procesos de globalización y nuevo orden, por los cuales también veremos más personas originarias de la India en nuestro territorio. Al final de cuentas, este cuento de hadas asiático no es ajeno al sueño mexicano de Andrés Manuel López Obrador, quien en repetidas ocasiones ha mostrado su admiración por el éxito de Narendra Modi.