Por Elisa Sánchez*
Era una fiesta ir al puesto de doña Aurora la de las revistas, en el portal Bola de Oro, ahí era su reino.
Aurora, una mujer, un personaje urbano y un referente en Tepic. Empecé a ir a su puesto allá por los años de 1978-1980, entre la secundaria y la prepa. Aurora me asustaba un poco porque siempre estaba como enojada, era corajuda y no me dejaba hojear las revistas, me intimidaba con la pregunta: ¿Las vas a comprar?
Con mis tíos descubrí ese estanquillo mágico, y siempre me dejaban ahí porque yo no tenía llenadera, me comía cuentos, revistas y periódicos con los ojos, me informaba y me nutría con títulos de toda clase. El despliegue de lo que ahí se vendía, ponía ante mis ojos fotos y tipografías de toda naturaleza que provocaban en mi emociones encontradas; aún me persigue el recuerdo del peculiar olor a tinta, a papel y la explosión de letras y colores.
A veces compraba un cuento de Archie o La Pequeña Lulú, a veces mis tías me encargaban el Lágrimas, Risas y Amor, de editorial Vid, con las obras de Yolanda Vargas Dulché, como Rarotonga y Memín Pinguín, que jamás olvidaré. Ya luego fueron las revistas femeninas: Tú, Eres, Vanidades y Cosmopolitan, fascículos coleccionables de Salvat y los periódicos nacionales. Los periódicos locales no los compraba porque los leía en prensa de gobierno, donde ya trabajaba yo y ahí se hacían “banderas” con todos los diarios nayaritas que estaban al alcance de quien quisiera leerlos.
Las incursiones al puesto de Aurora me provocaban felicidad, es un buen recuerdo del Tepic que ya no es y de buenos tiempos vividos. ¡Vivan las letras en papel! ¡Viva doña Aurora, la de las revistas!
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*Comunicadora