Por Judith Chávez
Normalizar nuestros malos hábitos financieros es el principal obstáculo para mejorar nuestras finanzas personales. Si con tu dinero tomas decisiones como las que explico a continuación, seguramente tienes una situación económica complicada:
- Gastar el dinero que aún no llega. Organiza tus gastos partiendo del dinero que tienes al momento”. Planear un pago, hacer una compra con dinero que aún no recibes es como escribir en el aire. Realiza tu pago o tu compra con el dinero en la mano, hacerlo así te ayudará a mantener la autonomía en tus finanzas y sobre todo mantener el control.
- No invertir. Dinero que no se invierte se lo lleva la inflación, el dinero no se multiplica sin inversión. No te conformes con vivir siempre de una sola fuente de ingresos, busca alternativas que te permitan aumentar la fuente de tus ingresos y la rentabilidad de tus ahorros. Para una buena inversión, toma en cuenta estos factores: rentabilidad, liquidez y la seguridad, pues son variables decisivas para obtener mejores ganancias.
- No planear para el futuro. “Vivir al día sin tener una visión de nuestro futuro, es un error que se paga en la vejez. Pensar que siempre estaremos bien y que podemos llevarla bien, basados en nuestra situación financiera actual es un error. Prepárate para lo peor esperando siempre lo mejor, ten un fondo de emergencias y prepara tu retiro con anticipación.
- Vivir al límite de tu capacidad financiera. ¿te quedaste sin dinero y te sobró quincena? Si eres de los que no les rinde el dinero, no es una cuestión de que tu dinero valga menos, es el resultado de una inadecuada administración. Lo más sano, es mantener un equilibrio de ingresos y egresos, incluyendo el ahorro recurrente.
- Perder el control. Conocer tus números, controlar los gastos y sumar ahorros alineados a tus objetivos son el balance perfecto para mantener en control tu dinero. Saber evitará comprometerte con gastos que están fuera de tu alcance.
- Ignorar los gastos extraordinarios. Considera como gastos repentinos: las propinas, el lavado de auto o las entradas al cine. ¡todo se paga con los mismos ingresos! No te olvides de considerarlos, porque cuando son recurrentes se convierten en una fuga que no habías tomando en cuenta.
- No tener objetivos financieros. Vivir a la deriva, gastar sin timón y no trazar un plan financiero que te permita mantenerte en la ruta, es otro error. Si tienes claro qué tipo de vida deseas tener y cuáles son tus metas a cumplir, te será más fácil orientar tus esfuerzos para lograrlas.
- Mantener los gastos innecesarios. Se necesita honestidad para evaluar nuestro patrón de gastos y dejar de gastar en ellos requiere de mucha fuerza de voluntad. Si suprimes esos gastos seguramente tendrás el recurso suficiente para: viajar, saldar una deuda, invertirlo a aquello que mejore tu economía y mejore tus posibilidades económicas. ¡Inténtalo y me cuentas!