Por Heriberto Murrieta
Cuando menos se esperaba, debido al mal momento del equipo de Honduras, la Selección Mexicana pegó un petardo el viernes pasado en Tegucigalpa.
La escuadra catracha, que pintaba para ser víctima, salió respondona y aplacó al infumable conjunto dirigido por Jaime Lozano.
La historia de siempre. El eterno avance y retroceso del futbol mexicano. Le hace partido y no se achica ante Alemania, pero es incapaz de competir con una oncena deprimida y aparentemente menor.
Para colmo, la Selección perdió a Guillermo Ochoa y el lugar del guardameta tapatío será ocupado esta noche en Santa Úrsula por Luis Ángel Malagón. El encuentro está programado para las 8:30 de la noche.
El equipo verde debe remontar el dos a cero del partido de ida, si es que quiere avanzar a la Copa América del año que viene. Si pierde, todavía tendrá oportunidad de clasificar a través de un repechaje que se jugará en marzo en Dallas.
Honduras, por su parte, buscará repetir el Aztecazo del 6 de septiembre de 2013 cuando venció con goles de Bengston y Costly. Esta derrota provocó la salida de José Manuel de la Torre y estuvo a punto de costarle la eliminación del Campeonato Mundial de Brasil 2014, al que finalmente clasificó por la vía del repechaje tras vencer a Nueva Zelanda, ya con Miguel Herrera en la dirección técnica.
