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martes, marzo 18, 2025
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El odio y la mentira para la polarización

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Por Ernesto Acero C.

Cientos de obras fundamentales, miles de acciones de gobierno que han mejorado la calidad de vida de los nayaritas, ahí están. Todo eso ahora no cuenta para quienes no tienen propuestas electorales. La ecuación a la que se atienen los detractores sistemáticos es de lo más sencillo, es pensamiento cavernícola que promueve el odio y la polarización. De ese pensamiento simplista usado por las derechas es víctima el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero y el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Por qué atacan al gobierno las “oposiciones”? La respuesta es de lo más sencillo. Si partimos del hecho de que el gobierno del estado y el federal tienen como origen partidario, las siglas de Morena, los publicistas se esfuerzan por hacer que el gobierno se vea mal. De esa manera, creen que se atacan al gobierno también inciden en las preferencias electorales. Atacar al gobierno es atacar a Morena, ese es su objetivo.

Es una pena que el discurso de las “oposiciones” se reduzca al ataque contra lo que hace el gobierno. Peor es que para esas oposiciones, todo lo que haga el gobierno está mal. De lo que hace el gobierno, sin duda hay resultados positivos y otros que no lo son. Solamente que el discurso de pura descalificación en nada ayuda a elector para que emita su voto de manera libre y razonada.

Para que el electorado vote de manera razonada, requiere de información. Lo peor que se le puede dar al elector como materia prima para que procese el sentido de su voto, son los chismes, las mentiras y los elementos para la furia, para el odio.

El corazón de la estrategia publicitaria de las derechas aliadas –PRI, PAN, PRD– es la promoción del odio, la siembra de fanatismos. Para lograrlo, centran sus baterías en el uso de un discurso que intenta polarizar a los electores. Con ese discurso para polarizar, las derechas también intentar sacar de la ecuación electoral, a los candidatos de Movimiento Ciudadano, empezando por su candidato a la Presidencia de la República.

Campañas de odio, sin ideas, eso es lo que promueven los derechistas que polarizan al país. Las derechas, en la contienda electoral en curso, actúan como los fanáticos del siglo XIX. En aquellos días, Mariano Otero fustigaba a los actores “políticos” por desear al exterminio de sus “enemigos”. Descartaba la posibilidad de hablar de unidad nacional en donde unos procuraban la derrota de sus contrarios, aún cuando el país quedase en ruinas.

Las derechas de hoy promueven la desunión nacional, promueven el odio, no saben ocultar el deseo de destruir a sus enemigos de Morena y sus gobiernos. Las derechas de hoy, en esa actitud decimonónica, promueven la discordia, la división nacional, promueven el odio y la intolerancia.

Es una lástima que los electores se encuentren atrapados en una campaña donde el odio impera, donde reina la mentira y en la que lo de menos, son las ideas. No hay debate de altura. No hay debate en torno a los asuntos cruciales de la vida nacional.

Una muestra de esto que aquí se asegura, es el tema de la seguridad. La derecha enfermiza, se olvida que siendo presidente el panista Vicente Fox, se apoyó al “Chapo” Guzmán para que se fugara de un penal de alta seguridad. El que le siguió, Felipe Calderón, puso la Iglesia en manos de Lutero, al hacer Secretario de Seguridad de su gobierno, a un socio del crimen organizado, Genaro García Luna. Son ellos, junto con Peña Nieto, los que llevaron al país a una batalla campal de organizaciones criminales.

La hipocresía está en grande y cargada a la derecha. Muy cargada a la derecha esta la hipocresía. Simulan una vocación democrática los que llevaron al país a la orilla de la catástrofe nacional. No creen en lo que dicen. Lo que no dicen las derechas es lo que verdaderamente piensan. Eso lo sabemos por su forma de gobernador cuando estuvieron al frente del poder público y porque a lo largo de su vida han hablado solamente para ganar votos, no para comprometerse con la gente.

La derecha se muestra falsaria en el afán de ganar a como dé lugar. Eso nos lo describe de manera magistral José Ingenieros, al decir que ““El político oportunista que se entusiasma ante los electores, defendiendo doctrinas que en lo íntimo de su caletre considera absurdas, simula las opiniones defendidas y disimula las que profesa”.

Esa derecha de hoy, está peor que aquellos que José Ingenieros critica a principios del siglo XX. La derecha que vemos en el proceso electoral carece de doctrina, carece de ideas o propuestas, carece de un discurso confiable. Sobre todas las cosas, la derecha electoral carece de autoridad moral y la mueven intereses perversos. Esa es la razón por la qué para ganar votos, la emprende contra los gobiernos identificados con Morena. Atacar al Presidente es su “gran idea”, lo mismo que atracar al Gobernador de Nayarit.

El lodo con el que se hacen las campañas de la alianza derechista, puede ser usado también por Morena. Hasta ahora, no parece que Morena y aliados se hayan decidido por hacer uso de los lodazales para contrarrestar la bazofia derechista, ese légamo conservador. Pero esto apenas empieza.

La gente no se puede engañar ante lo evidente. La gente tiene más elementos para vivir mejor que durante los gobiernos de los años recientes. La obra de gobierno, las acciones de los gobiernos de López Obrador y de Navarro Quintero, desmienten cualquier mentira que las derechas pueden difundir.

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