Volantín | Distribución de curules (Primera parte)

0
159

Luego de llevarse a cabo el proceso electoral en México, donde Morena arrasó en los resultados del 2 de junio, sigue en el ambiente la inconformidad manifiesta de “sobrerrepresentación legislativa”, esta que es la desproporción o distorsión que se puede presentar en el régimen de representación política en el Poder Legislativo entre el número de espacios existentes y el número de habitantes representados con cierto tipo de extensión territorial, con efectos negativos en el criterio de igualdad individual de los votos.

Por sobrerrepresentación se entiende que un partido político obtiene, en función de determinados mecanismos electorales, un porcentaje de curules superior al porcentaje de votos obtenidos o permitidos por la ley, y en ello radica la inconformidad de la oposición al régimen gobernante y ganador de la elección.

Pareciera que la votación más visible e importante es cuando se elige a la persona presidenta, pero la elección que realmente define los pesos y contrapesos para dirigir el rumbo del país es la elección de senadores y diputados.

En México, la Cámara de Senadores se conforma de 128 miembros, que son elegidos por tres principios: mayoría relativa, representación proporcional y primera minoría. Por otro lado, la Cámara de Diputados se integra por 500 diputados, 300 son uninominales que son elegidos por mayoría relativa en los votos que emite la población y 200 son plurinominales que se distribuyen por representación proporcional según los votos que haya ganado cada partido en la elección.

Y aquí entra un concepto central, la representación proporcional, que básicamente consiste en lo siguiente: a esos 300 diputados uninominales (elegidos por votación popular) que se distribuyen entre los partidos por mayoría relativa, se suman otros 200 diputados plurinominales que se distribuyen proporcionalmente. Ahora, ¿cómo se distribuyen los plurinominales? Aquí entran las matemáticas.

La idea base de la democracia es que cada ciudadano tenga a un diputado que lo represente. Pero, claro, somos 126,012,024 millones de mexicanos y sólo 500 diputados, entonces se hacen cálculos para distribuirlos en función de los votos de cada partido político. En México, ese cálculo se hace a través del algoritmo Hare/Niemeyer, que Raúl Rojas, profesor emérito en el campo de matemáticas e Inteligencia Artificial de la Universidad Libre de Berlín, en Alemania explica así:

Supongamos que se quieren repartir 100 diputados para 5 candidatos. La tarea se hace en cinco pasos: primero se desglosan los porcentajes registrados de los votos que cada partido obtuvo; luego, se multiplican estos porcentajes por 100 para obtener el número de diputados que le corresponden. Pero al hacer esta operación se obtienen números fraccionarios, ejemplo: el partido A tuvo 40.1% de los votos y resultó en 40.1 diputados. Y como claramente no se puede fraccionar a un diputado, en el paso tres se redondea o trunca el número decimal.

Ese redondeo hace que al realizar la suma no se logre el total de 100 diputados y que en cada partido queden residuos fraccionarios. Por tanto, para el cuarto paso, se realiza un ajuste, determinando qué partido o partidos tienen el mayor residuo fraccionario, y a estos se les asigna un diputado adicional. En el último paso, los diputados adicionales se suman al total de diputados y con ello se obtiene la distribución de 100 diputados para los 5 partidos.

De acuerdo con Rojas, esta distribución de diputados plurinominales “es una reliquia de la época del PRI”. Nació con la intención de agregar más diputados para, supuestamente, dar mayor representación a los demás partidos que habrían ganado menos votos, pero lo que realmente hizo fue legitimar una forma de que el partido mayoritario (el PRI, en esa época) potenciara su mayoría en la Cámara de Diputados.

Ese problema sigue en la actualidad: no hay un equilibrio de fuerzas, sino lo opuesto. “Esto es lo que ocurre siempre que hay elecciones: solamente por mayoría relativa hay una sobrerrepresentación automática del partido más grande, especialmente si la oposición está fragmentada”, analiza Raúl Rojas.

Además, la sobrerrepresentación deriva en una violación al Artículo 54 constitucional que estipula que el porcentaje de sobrerrepresentación no exceda del 8% en el porcentaje de votos para cada partido. En este caso, si se cumpliera la Constitución, Morena quedaría con 43 espacios obtenidos, y hacen una mayoría simple por lo que no juntarían las dos terceras partes de votos (44 de 66) para aprobar reformas a la ley.

El problema de la sobrerrepresentación implica una distribución injusta y posiblemente poco representativa del voto popular. Pero Raúl Rojas es entusiasta y cree que el problema tiene solución: “sólo hay que ajustar el algoritmo”, dice.

Un simple ajuste algorítmico

Raúl Rojas explica que el problema de la sobrerrepresentación se podría modificar por medio de una segunda vuelta electoral. En ese caso, los dos candidatos con el mayor número de votos irían a la segunda vuelta, y se podría llegar a un ganador por mayoría absoluta. Las elecciones a dos vueltas son el tipo de elección más popular, puesto que son utilizadas en 84 países en el mundo.

La segunda propuesta de Rojas consiste en modificar el algoritmo que se utiliza hoy, y así repartir de manera racional a los diputados plurinominales. La explica así: supongamos que cada partido tiene determinado número de diputados uninominales en función de los votos que ganó por mayoría relativa. El cambio en el algoritmo implicaría distribuir, primero, parte de los 200 diputados plurinominales, pero con una nueva lógica: se iniciaría por los partidos subrepresentados hasta alcanzar la proporcionalidad con el partido mayoritario. En ese escenario, al partido mayoritario no le tocaría ningún diputado plurinominal.

Cuando los partidos ya tienen una distribución equitativa de diputados plurinominales, se procede a repartir los plurinominales restantes, ahora sí, empezando por el partido ganador de mayoría relativa, hasta que todos estén en una verdadera representación proporcionada.

En el caso de la Cámara Alta o de senadores, el algoritmo utilizado se puede modificar mediante las elecciones por escalafón, que consiste en que el votante escriba el orden de preferencia por los candidatos a las senadurías y, en el conteo, ir eliminando a los candidatos que tuvieron menos votos hasta dejar al candidato con el mayor número de preferencias en el primer lugar por mayoría absoluta. “Este método podría reducir el número de senadores de 128 a 64 y de esta manera difícilmente un solo partido puede apoderarse de la Cámara de Senadores”, mencionó Rojas.

Hay soluciones para el problema de la sobrerrepresentación, pero poco se ha hecho para modificar las reglas de las elecciones. Una de las propuestas que han surgido en distintos periodos ha sido eliminar del Congreso a los diputados plurinominales. Sin embargo, para Raúl Rojas, eso sería un error y “un retroceso de 50 años a la conquista de muchos demócratas mexicanos (…) que lograron destruir la dictadura perfecta”.

La solución, dice Rojas, viene de la ciencia, específicamente, de las matemáticas. “Con un simple ajuste aritmético se lograría una verdadera democracia en la representación de los votos de los ciudadanos”, aseguró.

*con información de medios

@salvadorcosio1

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí