Llegaron los altares de muertos

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“Fue en el mandato de Celso H. Delgado Ramírez, de 1987 a 1993, que se inició en Nayarit la tradición de los altares y ofrendas de muertos, por la Calzada del Panteón. Merced a la participación de las dependencias estatales y federales”. Crónica de la época.

DÍA DE MUERTOS EN 1986

En todo el estado, el día de muertos, era igual en los 20 municipios.

Limpieza de tumbas antes de los días 1 y 2 de noviembre.

El día 1 de noviembre visita los panteones, para llevar flores y coronas a los niños y niñas fallecidas. Día de los Angelitos.

El día 2 de noviembre, era la tradicional visita a las lápidas de los familiares adultos fallecidos. Se les llevaban flores, coronas con flores de papel y en algunos casos, incluso música.

NO HABÍA

No había altares de muertos.

Ni macetas con flores de cempasúchil.

Ni disfraces de catrín ni de catrina.

Ni representaciones en tablados de calacas bailarinas.

Tampoco, el grito lastimoso de la llorona.

Sólo en las escuelas particulares, se celebraba la Fiesta de Halloween. Con niños y niñas que, en calabazas de plástico, pedían su calaverita.

ELLOS TRAJERON LA TRADICIÓN

Fue el gobernador Celso H Delgado Ramírez y su esposa María Eugenia Espríu de Delgado, quienes trajeron esta tradición ancestral que se celebra fundamentalmente en el Estado de México. Y que, de allí, hasta ahora, se ha ido extendiendo poco a poco al resto del país.

Celso H. Delgado, puso a trabajar en los “Altares de Muertos”, a todas las dependencias estatales.

Sumándose varias dependencias federales.

Luego empresas y tiendas de comercio.

Participando todas ellas, con sus espacios en la Calzada del Panteón.

Puestos que contenían altares a personas conocidas y fallecidas, de la localidad: maestras, maestros, profesionistas, charros, etc.

Donde había su fotografía.

Vestimenta.

Su comida predilecta.

Sal y ceniza.

Veladoras y velas.

Copal en vasijas seco y encendido.

Agua y su bebida predilecta: ron, tequila, brandy, mezcal, whisky, cerveza, vodka, sidra, etc.

Pan de muerto.

Sin faltar las macetas con flores de cempasúchil.

EN EL ENTORNO

En el entorno de esos cubículos con altares de muertos, había vendimias, tipo verbena popular.

Con antojitos de pozole, atole, tamales, gorditas.

Vendimia de elotes, chayotes cocidos, camotes tatemados y enmielados.

Puestos con una gran variedad de dulces.

Puestos vendiendo calaveras de plástico y esqueletos del mismo material, muy apreciadas por los niños.

Puestos de churos y pan de muerto.

Expendios de paletas, raspados y refrescos.

Expendios con venta de flanes, jericallas y gelatinas.

Venta de juguetes.

Venta de espantasuegras y de frasquitos para hacer burbujas.

Una que otra persona disfrazada de catrín o de catrina.

Niñas y niños con máscaras de calacas.

Un templete con música y danzas regionales.

La Calzada del panteón iluminada.

La fachada y el panteón están iluminados y abiertos al público.

Puestos para jugar la tradicional lotería mexicana.

Puestos vendiendo aguas frescas de varios sabores.

Puestos vendiendo cena estilo Acaponeta, Tecuala y Tuxpan.

Vigilancia de la Policía municipal y del estado.

En un sonido alguien recitaba versos alusivos a la fecha.

EL AMBIENTE

Todo el ambiente era totalmente familiar. Con la presencia de familias de Tepic y de varios otros municipios. Personas con cámaras tomando fotos apoyados con sus flashes. Fotógrafos profesionales tomando la “foto familiar del recuerdo”.

Algún puesto que ofrecía a la venta coronas bien hechas de papel, para llevarla a los familiares que se nos adelantaron.

Personas con pequeños puestos ofreciendo flores naturales.

Algunos puestos de tiro al blanco.

De tiro con haro para sacar premios.

Personas con vestimenta étnica, ofreciendo sus artesanías.

ASÍ FUE

Así fue como llegaron a Nayarit estas tradiciones que vienen de lejos.

De Mixquic en el Estado de México.

De la Isla de Pátzcuaro, en Michoacán.

Que poco a poco, ya la tradición tomó carta de naturaleza en los 20 municipios de Nayarit, e incluso ya, en todos los estados de la República.

Siendo ahora, un gran atractivo para el turismo local, regional, nacional y extranjero.

Evento de Día de Muertos, que, en Nayarit, continúa promoviendo el gobierno del estado y sus municipios, con mucho éxito de público.

EN LOS PERIÓDICOS

En los periódicos de esa época, se publicaban muchas calaveras.

Versos jocosos respecto a funcionarios, políticos, empresarios y a personajes populares.

Había incluso personas que imprimían y vendían hojitas con calaveras versificadas.

EN LOS APARADORES DE LAS TIENDAS

A las tiendas se les pidió que adornaran sus aparadores, con motivos de la ocasión.

Muchas tiendas lo hicieron, apoyando la presencia del Día de Muertos.

Dándole colorido a la ciudad.

Y extendiendo la tradición, que ya se ha quedado en el imaginario popular.

E incluso en nuestros usos y costumbres.

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