“¿Por qué no iba sobre un borrico para que lo confundieran con Jesús?”, preguntó irónico Alejandro Gascón Mercado cuando asesinaron al cardenal de Guadalajara, confundido con un narcotraficante por el lujoso automóvil en el que arribó al aeropuerto, según las primeras versiones oficiales. El jerarca eclesiástico, como prácticamente todos sus pares, viven en la opulencia aunque representen al Nazareno, que sólo era dueño que sus sandalias y su túnica. Igual que los políticos, patológicos acumuladores de dinero y bienes en nombre de los pobres que gobiernan. Los que viven de los pobres y para los pobres, viven, visten y calzan como monarcas. Abundan ejemplos de todo signo ideológico. Político pobre es pobre político. La “honrosa medianía” es un signo de fracaso en la política y la carrera eclesiástica, cuando debería ser obligatoria virtud.